17/03/2020, 23:02
Kazuma se apuntó también a aquella aventura sin dudarlo mucho tras la respuesta del moreno. Luego los genin fueron dirigidos a unas habitaciones en las que iban a dormir, una para cada uno. Takumi al llegar a su estancia se quedó boquiabierto, era la habitación de invitados por lo visto, pero si no llega a saberlo hubiera jurado y perjurado que eso era una suite del hotel más lujoso de la ciudad. «Por todos los dioses... Esta señora está nadando en el ryō.»
Durmió perfectamente y en la aurora una de las criadas lo despertó llamando levemente a la puerta. El kazejin se vistió rápidamente, pasó por el baño tras unas indicaciones del personal de la hacienda y llegó al comedor, donde se encontró con el genin de la Hierba. En el desayuno simplemente tomó un té, un plátano y unos dátiles; ya una sirvienta les avisó de que no desayunaran copiosamente, lo cual le hizo preocuparse sobre lo que buscaba hacer Saki en esa mañana.
—Buenos días, chicos. —Tamayo entró al comedor. —La señora se reunirá pronto con ustedes en el jardín, acompáñenme.
—Tamayo-san... —Habló el peliblanco mientras iban de camino a su encuentro con Saki. —¿Por qué anoche insistías en que no aceptáramos la invitación de la maestra Saki?
—Ya es un poco tarde para eso, ahora tendrán que aguantar. —Respondió tajante.
—Aceptaremos nuestras decisiones eso téngalo por seguro... ¿Pero por qué su reacción ante la oferta que Saki-dono nos dió?
Llegaron por fin al lugar en el que la anciana kunoichi les iba a recibir, un patio terroso, con un poco de lodo debido a las lluvias de la noche anterior. Tamayo les dejó solos en el patio, esperando a la llegada de la eminencia de las artes.
—Que misterio. ¿Qué crees que tenga planeado? —Preguntó el kusajin.
—Pues lo peor es que no estoy nada seguro. La caja era de marionetas y dijo de probar un artefacto... Pero más de eso no tengo ni idea de que puede ser. Vamos, es que puede ser desde unas alas con cuchillas a un propulsor de papeles explosivas, por ponerte un ejemplo. —Estaba perdido, un artefacto para marionetas podía ser cualquier cualquier cosa que la imaginación y habilidad artesanal del creador permitiera, y tratándose de Kamahora Saki nadie podría imaginar que obra de arte iba a ser probada aquella mañana.
***
Durmió perfectamente y en la aurora una de las criadas lo despertó llamando levemente a la puerta. El kazejin se vistió rápidamente, pasó por el baño tras unas indicaciones del personal de la hacienda y llegó al comedor, donde se encontró con el genin de la Hierba. En el desayuno simplemente tomó un té, un plátano y unos dátiles; ya una sirvienta les avisó de que no desayunaran copiosamente, lo cual le hizo preocuparse sobre lo que buscaba hacer Saki en esa mañana.
—Buenos días, chicos. —Tamayo entró al comedor. —La señora se reunirá pronto con ustedes en el jardín, acompáñenme.
—Tamayo-san... —Habló el peliblanco mientras iban de camino a su encuentro con Saki. —¿Por qué anoche insistías en que no aceptáramos la invitación de la maestra Saki?
—Ya es un poco tarde para eso, ahora tendrán que aguantar. —Respondió tajante.
—Aceptaremos nuestras decisiones eso téngalo por seguro... ¿Pero por qué su reacción ante la oferta que Saki-dono nos dió?
Llegaron por fin al lugar en el que la anciana kunoichi les iba a recibir, un patio terroso, con un poco de lodo debido a las lluvias de la noche anterior. Tamayo les dejó solos en el patio, esperando a la llegada de la eminencia de las artes.
—Que misterio. ¿Qué crees que tenga planeado? —Preguntó el kusajin.
—Pues lo peor es que no estoy nada seguro. La caja era de marionetas y dijo de probar un artefacto... Pero más de eso no tengo ni idea de que puede ser. Vamos, es que puede ser desde unas alas con cuchillas a un propulsor de papeles explosivas, por ponerte un ejemplo. —Estaba perdido, un artefacto para marionetas podía ser cualquier cualquier cosa que la imaginación y habilidad artesanal del creador permitiera, y tratándose de Kamahora Saki nadie podría imaginar que obra de arte iba a ser probada aquella mañana.