18/03/2020, 16:38
El dúo avanzó con parsimonia, trataban de no volver a caer en una trampa por imprudentes. Ya habían visto que ni en casa del diablo las trabas faltan. Como bien decía el abuelo, en casa del herrero, cuchara de madera. Aun así, ánimo no les faltaba, estaban totalmente decididos de encontrar el final de la instancia, y a los posibles supervivientes.
En el avance, el Inuzuka advirtió de una zona bastante más hundida que el resto. Podía significar mil y una cosas, pero ninguna de éstas cosas que se le venía a la mente era buena. Podía bien ser una zanja medio cubierta, un accionador, o meramente un desnivel con el propósito de hacer caer a la gente de boca al suelo. Fuese como fuese, alertó a Daigo señalando con su índice a la par que volteaba a mirar al peliverde.
—Cuidado —avisó con un tono un poco más bajo.
El chico comentó que al fondo se veía una puerta, y que debía haber alguien. Sí, era casi seguro que hubiese alguien, pero eso no le vestía de seda. Podía ser el causante del destrozo que habían visto arriba, o un asesino en serie, o a saber... no podían fiarse.
—Sí, seguramente haya alguien. —contestó en lo que evadía la trampa por el flanco —Por eso mismo tenemos que tener aún más cuidado.
Para cuando llegase a la puerta, tomaría con cuidado el pomo, y echaría un vistazo para asegurarse de que no estaba trampeada la puerta. Tras asegurarse, giraría lentamente el pomo, y trataría de abrir con lentitud el espacio suficiente como para poder echar un ojo. Lo primordial era no alertar a quien pudiese estar allí.
En el avance, el Inuzuka advirtió de una zona bastante más hundida que el resto. Podía significar mil y una cosas, pero ninguna de éstas cosas que se le venía a la mente era buena. Podía bien ser una zanja medio cubierta, un accionador, o meramente un desnivel con el propósito de hacer caer a la gente de boca al suelo. Fuese como fuese, alertó a Daigo señalando con su índice a la par que volteaba a mirar al peliverde.
—Cuidado —avisó con un tono un poco más bajo.
El chico comentó que al fondo se veía una puerta, y que debía haber alguien. Sí, era casi seguro que hubiese alguien, pero eso no le vestía de seda. Podía ser el causante del destrozo que habían visto arriba, o un asesino en serie, o a saber... no podían fiarse.
—Sí, seguramente haya alguien. —contestó en lo que evadía la trampa por el flanco —Por eso mismo tenemos que tener aún más cuidado.
Para cuando llegase a la puerta, tomaría con cuidado el pomo, y echaría un vistazo para asegurarse de que no estaba trampeada la puerta. Tras asegurarse, giraría lentamente el pomo, y trataría de abrir con lentitud el espacio suficiente como para poder echar un ojo. Lo primordial era no alertar a quien pudiese estar allí.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~