18/03/2020, 16:48
Por primera vez, Rōga, que había permanecido callado, desveló el misterio de su presencia allí.
—Pasa que por azares del destino cierto kunai terminó en mis manos, Aotsuki resultó apareciendo en medio de mi puta casa y entre la conmoción que eso provocó en mi familia la loca de mi mamá terminó atacándola.
—¿Eh? ¿Qué kunai? ¿Que apareció en tu ca...? —comenzó a decir Daruu, intercambiando miradas entre Ayame y Rōga.
—¡Menuda sorpresa! —exclamó Ayame, alzando los brazos de forma exageradamente teatral. Daruu dio un bote, se agarró aún más a su libro, como si eso pudiera protegerle de la ira de su pareja, y pegó totalmente el cráneo al cristal de detrás—. ¿¡Quién me podría decir a mí que, después de intercambiar contigo un kunai marcado, ACABARÍA APARECIÉNDOME EN CASA DE OTRA PERSONA CUANDO TE NECESITABA A TI?! —Ayame bordeó a Rōga y se adelantó varios pasos, acorralando a Daruu y cerniendo su enfurecida sombra sobre él.
—¡EEEK! ¡Ayame, p-por favor!
—¡Menos mal que ha sido Rōga y no Yui-sama! O... ¡Qué sé yo! ¡¡Un maldito General o un miembro de Dragón Rojo!! ¿¿Podrías hacerme el favor de explicarme cómo demonios ha podido pasar algo así??
Daruu tragó saliva, y miró a la izquierda, a la derecha. Se miró las manos y se preguntó si sería capaz de teletransportarse fuera de allí antes de que... pero entonces recordó que no tenía ninguna marca más cerca que... en el Valle de los Dojos.
Volvió a tragar saliva.
Ahora sí que se acordaba.
Le iba a matar. Le iba a matar.
—B-bueno, técnicamente no p-podría haber sido un Ge-general porque... porrrrqueeeee... —El Hyūga sintió la mirada impaciente de Ayame planeando sobre él como un halcón en plena caza—. A ver, q-que lo v-vendí en la t-tienda de armas de... de aq-quí al lado. Lo... lo v-vendí sin ac-cordarme d-de la marca que pusiste... no la vi en el mo-momento... ¡P-pero es que tenían un respirador de oferta, y ya... ya sabes lo caros que son esos cacharros, Ayame! ¡Tú no lo necesitas, p-pero yo...! ¡POR FAVOR PERDÓNAME, VALE! —Y el muchacho se tapó con el libro de aventuras como si el shinobi de Sunagakure fuera capaz de protegerle a través del lomo de la novela.
—Pasa que por azares del destino cierto kunai terminó en mis manos, Aotsuki resultó apareciendo en medio de mi puta casa y entre la conmoción que eso provocó en mi familia la loca de mi mamá terminó atacándola.
—¿Eh? ¿Qué kunai? ¿Que apareció en tu ca...? —comenzó a decir Daruu, intercambiando miradas entre Ayame y Rōga.
—¡Menuda sorpresa! —exclamó Ayame, alzando los brazos de forma exageradamente teatral. Daruu dio un bote, se agarró aún más a su libro, como si eso pudiera protegerle de la ira de su pareja, y pegó totalmente el cráneo al cristal de detrás—. ¿¡Quién me podría decir a mí que, después de intercambiar contigo un kunai marcado, ACABARÍA APARECIÉNDOME EN CASA DE OTRA PERSONA CUANDO TE NECESITABA A TI?! —Ayame bordeó a Rōga y se adelantó varios pasos, acorralando a Daruu y cerniendo su enfurecida sombra sobre él.
—¡EEEK! ¡Ayame, p-por favor!
—¡Menos mal que ha sido Rōga y no Yui-sama! O... ¡Qué sé yo! ¡¡Un maldito General o un miembro de Dragón Rojo!! ¿¿Podrías hacerme el favor de explicarme cómo demonios ha podido pasar algo así??
Daruu tragó saliva, y miró a la izquierda, a la derecha. Se miró las manos y se preguntó si sería capaz de teletransportarse fuera de allí antes de que... pero entonces recordó que no tenía ninguna marca más cerca que... en el Valle de los Dojos.
Volvió a tragar saliva.
Ahora sí que se acordaba.
Le iba a matar. Le iba a matar.
—B-bueno, técnicamente no p-podría haber sido un Ge-general porque... porrrrqueeeee... —El Hyūga sintió la mirada impaciente de Ayame planeando sobre él como un halcón en plena caza—. A ver, q-que lo v-vendí en la t-tienda de armas de... de aq-quí al lado. Lo... lo v-vendí sin ac-cordarme d-de la marca que pusiste... no la vi en el mo-momento... ¡P-pero es que tenían un respirador de oferta, y ya... ya sabes lo caros que son esos cacharros, Ayame! ¡Tú no lo necesitas, p-pero yo...! ¡POR FAVOR PERDÓNAME, VALE! —Y el muchacho se tapó con el libro de aventuras como si el shinobi de Sunagakure fuera capaz de protegerle a través del lomo de la novela.