23/03/2020, 14:52
—Esto... Yo solo iba al tren, llego tarde y ya se va. Por favor, lo voy a perder... —No se le veía muy confiable la verdad.
Los guardias esperaron a ver que hacían, le miraban sin creerle mucho y seguramente estarían barajando de que maneras no dejar pasar al chaval. En esos instantes tras la puerta de la ciudad apareció un anciano, por sus ropas Takumi sabía que se trataba de alguien de clase alta, o al menos acomodada. El señor intentaba andar lo más rápido posible y se le veía claramente acelerado.
—¡Al ladrón! ¡Al ladrón! ¡Ese sinvergüenza me ha robado mis piezas! —Gritó muy enfadado.
De repente el amejin se coló en la ciudad e hizo señas al marionetista para que le siguiera. «¿Pero que haces Kisame? Dios espero que esto no nos dé problemas...» Se podría colar en la ciudad, pero si luego los reconocen les podrían surgir problemas muy serios. Además que era normal que Kisame se colara, iba a ser raro que le dejaran pasar con lo reticentes que estaban ese día los guardias, pero el kazejin no iba tener problema alguno en entrar en su ciudad natal. Le hizo un gesto de cabeza a su compañero indicando que siguiera adelante, ya se enconarían dentro de la ciudad y prefería no ser un fugitivo ahí. También es verdad que quería ver de cerca cómo se resolvía el entuerto del joven ladrón, volvía a su ciudad natal después de mucho tiempo y disfrutar de ese ambiente la apasionaba.
Los guardias esperaron a ver que hacían, le miraban sin creerle mucho y seguramente estarían barajando de que maneras no dejar pasar al chaval. En esos instantes tras la puerta de la ciudad apareció un anciano, por sus ropas Takumi sabía que se trataba de alguien de clase alta, o al menos acomodada. El señor intentaba andar lo más rápido posible y se le veía claramente acelerado.
—¡Al ladrón! ¡Al ladrón! ¡Ese sinvergüenza me ha robado mis piezas! —Gritó muy enfadado.
De repente el amejin se coló en la ciudad e hizo señas al marionetista para que le siguiera. «¿Pero que haces Kisame? Dios espero que esto no nos dé problemas...» Se podría colar en la ciudad, pero si luego los reconocen les podrían surgir problemas muy serios. Además que era normal que Kisame se colara, iba a ser raro que le dejaran pasar con lo reticentes que estaban ese día los guardias, pero el kazejin no iba tener problema alguno en entrar en su ciudad natal. Le hizo un gesto de cabeza a su compañero indicando que siguiera adelante, ya se enconarían dentro de la ciudad y prefería no ser un fugitivo ahí. También es verdad que quería ver de cerca cómo se resolvía el entuerto del joven ladrón, volvía a su ciudad natal después de mucho tiempo y disfrutar de ese ambiente la apasionaba.