30/03/2020, 18:34
—No son solo los Generales —añadió Reiji—, los ninjas del copo de nieve a los que nos enfrentamos en nuestro viaje no eran aldeanos con placas, eran shinobis bien entrenados. Probablemente exiliados.
Ayame tragó saliva. Genial, justo lo que necesitaba. Cada vez había más y más enemigos. Sólo era cuestión de tiempo que terminaran en un callejón sin salida, rodeados de todos ellos. ¿Y entonces qué pasaría?
—Y otro cosa importante, no se que tendrá Gyūki en mente queriendo que colaboremos todos para derrotarlo, pero si conseguimos llegar a ese punto, entonces ¿Qué? ¿Lo matas para que reviva dentro de a saber cuántos años mas enfurecido aún? —preguntó el espadachín—. ¿Lo encierras para que en algún momento algún estúpido con ganas de poder lo vuelva a liberar?
Ayame agachó la cabeza, sombría. Kokuō no hizo gesto alguno, pero la misma incertidumbre brillaba en sus ojos aguamarina.
—Me temo... que no tengo una respuesta para eso —dijo la kunoichi. Porque, ¿qué se hacía con un enemigo que sabían que era inmortal? Tal y como decía Reiji, si acababan con él volvería a resurgir al cabo de un tiempo (y con una mayor sed de venganza si cabía) y si lo sellaban, no sólo estarían dándole la razón a los bijū sobre su visión sobre los humanos, sino que también terminaría liberado en algún punto de la historia y volverían a lo mismo.
Lo único que se le ocurría al respecto... No. Era una auténtica locura.
—En fin, supongo que eso no importa ahora mismo, pero hay una cosa que si me preocupa. Yo tengo que transmitir el mensaje de Gyuki a todos los bijuus posibles, así que, por mi seguridad, tengo que hacerte una pregunta. ¿Que sabes del hermano que estaba en Kusagakure? ¿Crees que se haya podido unir a Kurama? De ser así, hablarle de todo esto sería un suicidio...
—Chōmei —concretó Kokuō.
—Su jinchūriki es ese chico de Kusagakure... ¿Cómo era? ¿Juro?
—Eikyuu Juro —la corrigió el bijū, con un profundo suspiro.
—¡Eso! —Ayame soltó una risilla nerviosa, pero enseguida su rostro se ensombreció—. Pero... lo vas a tener complicado para hablar con él. No sé si lo has oído pero... mató a su Kage y se dio a la fuga... Ahora mismo es un exiliado para su aldea. Nadie sabe dónde está.
Ayame tragó saliva. Genial, justo lo que necesitaba. Cada vez había más y más enemigos. Sólo era cuestión de tiempo que terminaran en un callejón sin salida, rodeados de todos ellos. ¿Y entonces qué pasaría?
—Y otro cosa importante, no se que tendrá Gyūki en mente queriendo que colaboremos todos para derrotarlo, pero si conseguimos llegar a ese punto, entonces ¿Qué? ¿Lo matas para que reviva dentro de a saber cuántos años mas enfurecido aún? —preguntó el espadachín—. ¿Lo encierras para que en algún momento algún estúpido con ganas de poder lo vuelva a liberar?
Ayame agachó la cabeza, sombría. Kokuō no hizo gesto alguno, pero la misma incertidumbre brillaba en sus ojos aguamarina.
—Me temo... que no tengo una respuesta para eso —dijo la kunoichi. Porque, ¿qué se hacía con un enemigo que sabían que era inmortal? Tal y como decía Reiji, si acababan con él volvería a resurgir al cabo de un tiempo (y con una mayor sed de venganza si cabía) y si lo sellaban, no sólo estarían dándole la razón a los bijū sobre su visión sobre los humanos, sino que también terminaría liberado en algún punto de la historia y volverían a lo mismo.
Lo único que se le ocurría al respecto... No. Era una auténtica locura.
—En fin, supongo que eso no importa ahora mismo, pero hay una cosa que si me preocupa. Yo tengo que transmitir el mensaje de Gyuki a todos los bijuus posibles, así que, por mi seguridad, tengo que hacerte una pregunta. ¿Que sabes del hermano que estaba en Kusagakure? ¿Crees que se haya podido unir a Kurama? De ser así, hablarle de todo esto sería un suicidio...
—Chōmei —concretó Kokuō.
—Su jinchūriki es ese chico de Kusagakure... ¿Cómo era? ¿Juro?
—Eikyuu Juro —la corrigió el bijū, con un profundo suspiro.
—¡Eso! —Ayame soltó una risilla nerviosa, pero enseguida su rostro se ensombreció—. Pero... lo vas a tener complicado para hablar con él. No sé si lo has oído pero... mató a su Kage y se dio a la fuga... Ahora mismo es un exiliado para su aldea. Nadie sabe dónde está.