1/04/2020, 22:52
Los hombres se rehusaron a tomar el dinero, por lo que Ranko les dedicó otra reverencia, una más profunda. Pronto vio cómo la negrura se tragaba el carromato de Hiromasa y Fudo. La kunoichi suspiró.
Con sólo la indicación del hombre por delante, Ranko avanzó entre la tierra y el fango. Fue una marcha siniestra, pues sentía que descendía a las profundidades de una cueva maligna, y tenía la impresión de que en cualquier momento una criatura saltaría sobre ella para chuparle la sangre o comerse sus riñones. Ranko tragó saliva, nerviosa, intentando estar atenta a todos lados, aunque poco podía ver en la noche. Sólo la silueta de las casas contra lo oscuro.
Sin embargo, al final del camino se topó con el supuesto hotel. Sintió un alivio intenso al extender su mano y asir la perilla. A pesar de que se notaba un lugar viejo, pero tal vez acogedor. Abrió la puerta, mas apenas sacudirse los zapatos y dar un paso, una chica se lanzó para recibirla con una descarga de preguntas.
—A-ahm… E-estoy bi-bien… Vine… Ahm… S-soy una… Ve-vengo… ejem… Quisiera pa-pasar la noche. ¿E-es posible? E-estoy esperando… Ta-tal vez u-un amigo me alcance. E-en unas horas. O-o mañana. Creo. ¡Mu…! ¡Mucho gusto! —concluyó su balbuceo con una reverencia —. Ranko. M-mi nombre es Sagisō Ranko. Un gusto.
La calidez de aquella joven le había tomado de sorpresa, aunque de manera bastante agradable. Tal vez ese lugar no era tan siniestro como la oscuridad de la medianoche daban a entender...
Con sólo la indicación del hombre por delante, Ranko avanzó entre la tierra y el fango. Fue una marcha siniestra, pues sentía que descendía a las profundidades de una cueva maligna, y tenía la impresión de que en cualquier momento una criatura saltaría sobre ella para chuparle la sangre o comerse sus riñones. Ranko tragó saliva, nerviosa, intentando estar atenta a todos lados, aunque poco podía ver en la noche. Sólo la silueta de las casas contra lo oscuro.
Sin embargo, al final del camino se topó con el supuesto hotel. Sintió un alivio intenso al extender su mano y asir la perilla. A pesar de que se notaba un lugar viejo, pero tal vez acogedor. Abrió la puerta, mas apenas sacudirse los zapatos y dar un paso, una chica se lanzó para recibirla con una descarga de preguntas.
—A-ahm… E-estoy bi-bien… Vine… Ahm… S-soy una… Ve-vengo… ejem… Quisiera pa-pasar la noche. ¿E-es posible? E-estoy esperando… Ta-tal vez u-un amigo me alcance. E-en unas horas. O-o mañana. Creo. ¡Mu…! ¡Mucho gusto! —concluyó su balbuceo con una reverencia —. Ranko. M-mi nombre es Sagisō Ranko. Un gusto.
La calidez de aquella joven le había tomado de sorpresa, aunque de manera bastante agradable. Tal vez ese lugar no era tan siniestro como la oscuridad de la medianoche daban a entender...
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