2/04/2020, 20:24
Sin duda, ella haría que el nombre de Reiji llegase a los oídos de quien preguntara por su arma, para realmente ayudarle a convertirse en una leyenda de la herrería, gracias a las armas que ha forjado con sus propias manos.
—Hasta luego, Eri.
—¡Hasta otra, Reiji-san! —se despidió, alegre, con la Naginata apoyada sobre su hombro derecho y realmente emocionada por ponerla, en algún momento, en uso.
Seguro que en algún momento, sus armas volverían a cruzarse.
—Hasta luego, Eri.
—¡Hasta otra, Reiji-san! —se despidió, alegre, con la Naginata apoyada sobre su hombro derecho y realmente emocionada por ponerla, en algún momento, en uso.
Seguro que en algún momento, sus armas volverían a cruzarse.