2/04/2020, 22:58
El boxeador, herido, apenas pudo reaccionar cuando vio al Uchiha realizando los sellos de la técnica que podría ser su perdición. Tan pronto como terminó la serie de sellos manuales, Datsue exhaló una enorma bola de fuego que amenazaba con acabar con Tsukiyama Daigo de una vez por todas.
Era malo, era muy malo. La técnica era rápida y el peliverde no podía hacer nada para detenerlo. No tenía manera de aprovecharse de la ventaja elemental ni mucho menos tenía una técnica del mismo calibre. También era demasiado lento como para apartarse...
¿Demasiado lento? ¡Un ninja nunca era demasiado lento! Ni siquiera Tsukiyama Daigo, uno de los genin más lentos de su generación, tenía un Sunshin lo suficientemente lento como para no poder apartarse del camino de una técnica si tenía la distancia suficiente.
Rápido como una sombra, el peliverde se apartó del camino de la técnica, cayendo al suelo tan pronto como intentó detenerse y rodando un metro extra antes de levantarse.
Jadeaba. Se había excedido, lo sabía, pero eso era todo cuanto podía hacer: excederse. Correr hasta que se le despegaran las piernas, golpear hasta que se le rompieran los nudillos y gritar hasta que reventaran sus pulmones.
—¡RAAAAAAAH!
Rugió, antes de realizar un sello y correr hacia Datsue, pronto tres sombras aparecieron. Una en frente suyo y ligeramente a la izquierda, mientras la otra corría detrás del real, algo a la derecha.
Daigo y sus sombras rugían, todos con un solo objetivo.
Era malo, era muy malo. La técnica era rápida y el peliverde no podía hacer nada para detenerlo. No tenía manera de aprovecharse de la ventaja elemental ni mucho menos tenía una técnica del mismo calibre. También era demasiado lento como para apartarse...
¿Demasiado lento? ¡Un ninja nunca era demasiado lento! Ni siquiera Tsukiyama Daigo, uno de los genin más lentos de su generación, tenía un Sunshin lo suficientemente lento como para no poder apartarse del camino de una técnica si tenía la distancia suficiente.
Rápido como una sombra, el peliverde se apartó del camino de la técnica, cayendo al suelo tan pronto como intentó detenerse y rodando un metro extra antes de levantarse.
Jadeaba. Se había excedido, lo sabía, pero eso era todo cuanto podía hacer: excederse. Correr hasta que se le despegaran las piernas, golpear hasta que se le rompieran los nudillos y gritar hasta que reventaran sus pulmones.
—¡RAAAAAAAH!
Rugió, antes de realizar un sello y correr hacia Datsue, pronto tres sombras aparecieron. Una en frente suyo y ligeramente a la izquierda, mientras la otra corría detrás del real, algo a la derecha.
Daigo y sus sombras rugían, todos con un solo objetivo.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.