4/04/2020, 11:30
—No es suficiente, ¿hmm? —replicó al grito de Daigo, todavía con los brazos cruzados sobre el pecho.
Aquel fue el primer error de Uchiha Datsue. Confiarse. Darse por vencedor antes de terminar el combate. Sus ojos, teñidos por el poder ancestral de su clan, vio ejecutar el Sunshin de Daigo en un parpadeo. Distinguió su sombra —porque, cabe decir, Daigo era particularmente lento a sus ojos— cruzando como una saeta la distancia que los separaba. Descruzó los brazos justo a tiempo para bloquear el puñetazo que le enviaban con la palma de una mano, pero dicho golpe jamás llegó. No, porque el clon que había dado por inútil —su segundo error en la contienda—, saltó por encima de él y le tomó de los hombros.
Luego todo fue un borrón. Las gradas, el ring, el cielo. Todo se difuminaba ante su vista mientras sentía que su cuerpo volaba por el aire. Ojalá saber utilizar todavía aquella técnica del elemento Doton que verdaderamente le permitía volar, pero no era el caso. Cuando logró ponerse en vertical, abriendo los brazos en perpendicular con su cuerpo para darse estabilidad, clavó las puntas de las sandalias en el suelo, derrapando por el escenario. Fue entonces cuando lo vio: un Fūton saliendo de los labios del kusajin.
«¡Mierda!»
No le hacía falta mirar atrás para saber que se encontraba casi al borde del ring. Había empezado aquel combate en el centro, y teniendo en cuenta que tan solo se había movido dos metros en todo el duelo —Datsue siempre había sido un ojimetrista—, la distancia que le quedaba del borde estaba entre tres y siete metros. Si era lo segundo estaba a salvo. Si era lo primero…
Un vendaval venía hacia él...
«¡No da tiempo!»
Se dio la vuelta…
… y recibió un golpetazo en la espalda que le propulsó de nuevo. El Uchiha apenas tuvo tiempo siquiera de levantar los brazos para amortiguar el choque contra la… pared.
La pared.
La pared.
La pared de… ¿la grada?
¿La grada? No, la grada estaba separada del escenario de lucha por una barandilla metálica, no por una pared. Contra lo que Datsue había chocado era…
…era el propio muro que él había creado, que nació justo en el borde del ring, y que había parado a Datsue sin inmutarse. El Uchiha rio. Rio sinceramente, porque se estaba divirtiendo. «Shukaku, este tío se ha ganado mi respeto. Y es por eso… que le machacaré con todavía más contundencia».
El Uchiha aterrizó con suavidad en el suelo del ring, con el muro de tierra a su espalda, y levantó los brazos en perpendicular a su cuerpo.
—¿¡Eso es todo lo que tienes?! —preguntó, bajándose la cremallera del chaleco para abrirlo por completo—. ¡VAMOS, COÑO! —rugió, dándose un golpe en el pecho—. ¡LÁNZAME ALGO QUE SEA CAPAZ DE SENTIR! ¡ÉCHAME TU MEJOR JUTSU, CON DOS COJONES!
Aquel fue el primer error de Uchiha Datsue. Confiarse. Darse por vencedor antes de terminar el combate. Sus ojos, teñidos por el poder ancestral de su clan, vio ejecutar el Sunshin de Daigo en un parpadeo. Distinguió su sombra —porque, cabe decir, Daigo era particularmente lento a sus ojos— cruzando como una saeta la distancia que los separaba. Descruzó los brazos justo a tiempo para bloquear el puñetazo que le enviaban con la palma de una mano, pero dicho golpe jamás llegó. No, porque el clon que había dado por inútil —su segundo error en la contienda—, saltó por encima de él y le tomó de los hombros.
Luego todo fue un borrón. Las gradas, el ring, el cielo. Todo se difuminaba ante su vista mientras sentía que su cuerpo volaba por el aire. Ojalá saber utilizar todavía aquella técnica del elemento Doton que verdaderamente le permitía volar, pero no era el caso. Cuando logró ponerse en vertical, abriendo los brazos en perpendicular con su cuerpo para darse estabilidad, clavó las puntas de las sandalias en el suelo, derrapando por el escenario. Fue entonces cuando lo vio: un Fūton saliendo de los labios del kusajin.
«¡Mierda!»
«¡Eso te pasa por no matarle en el primer golpe!»
No le hacía falta mirar atrás para saber que se encontraba casi al borde del ring. Había empezado aquel combate en el centro, y teniendo en cuenta que tan solo se había movido dos metros en todo el duelo —Datsue siempre había sido un ojimetrista—, la distancia que le quedaba del borde estaba entre tres y siete metros. Si era lo segundo estaba a salvo. Si era lo primero…
Tigre, Liebre, Jabalí, ¡Perro!
Un vendaval venía hacia él...
«¡No da tiempo!»
Se dio la vuelta…
… y recibió un golpetazo en la espalda que le propulsó de nuevo. El Uchiha apenas tuvo tiempo siquiera de levantar los brazos para amortiguar el choque contra la… pared.
La pared.
La pared.
La pared de… ¿la grada?
«Imbécil…»
¿La grada? No, la grada estaba separada del escenario de lucha por una barandilla metálica, no por una pared. Contra lo que Datsue había chocado era…
«¡… eso estuvo demasiado cerca!»
…era el propio muro que él había creado, que nació justo en el borde del ring, y que había parado a Datsue sin inmutarse. El Uchiha rio. Rio sinceramente, porque se estaba divirtiendo. «Shukaku, este tío se ha ganado mi respeto. Y es por eso… que le machacaré con todavía más contundencia».
El Uchiha aterrizó con suavidad en el suelo del ring, con el muro de tierra a su espalda, y levantó los brazos en perpendicular a su cuerpo.
—¿¡Eso es todo lo que tienes?! —preguntó, bajándose la cremallera del chaleco para abrirlo por completo—. ¡VAMOS, COÑO! —rugió, dándose un golpe en el pecho—. ¡LÁNZAME ALGO QUE SEA CAPAZ DE SENTIR! ¡ÉCHAME TU MEJOR JUTSU, CON DOS COJONES!
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado