4/04/2020, 19:16
(Última modificación: 4/04/2020, 19:23 por Tsukiyama Daigo. Editado 1 vez en total.
Razón: Se me olvidó poner el daño de la patada
)
—¡Sí! —Gritó el clon de Daigo, saboreando la victoria.
—¡VAMOS! —Exclamó el real, al impactar con su técnica.
Pero ambos callaron de golpe al ver como el Uchiha fue detenido por un muro de su creación justo antes de salir del escenario.
«¡No!»
Hubiera querido llegar hasta allí y terminar el trabajo, pero apenas había acabado de hacer un Sunshin cuando ni siquiera se había recuperado del primero. La sombra, al ver que el peliverde estaba tan herido que apenas le quedaban un par de movimientos para que el combate terminara, dio un paso al frente, colocándose ligeramente a la derecha de Daigo.
Pero la sombra no había sido herida, la sombra no sentía dolor ni flaqueaba, siempre y cuando no lo hiciera la voluntad de su creador.
Daigo, el verdadero, se sorprendió al escuchar la risa de Datsue. Se sorprendió porque no era una burla, ni una simple provocación, sonaba a la risa de alguien que genuinamente se lo estaba pasando bien. No sabía si el odio que parecía sentir al empezar el combate había desaparecido, pero al menos creía que podía dejarlo de lado, aunque fuera de momento.
Como respuesta, Daigo simplemente sonrió antes de continuar con la ofensiva. No era una de sus típicas sonrisas llenas de determinación, de esas que gritaban "te voy a ganar", no. Solo sonrió ampliamente, con alegría y de forma sincera.
Luego, volvió a concentrarse en la pelea que estaba sucediendo.
—Lo haré —dijo, antes de escupir a un lado la sangre que se le había acumulado en la boca.
Empezó a correr hacia adelante. Sorprendentemente a la misma nada sorprendente velocidad a la que siempre lo hacía, pero que representaba su máximo esfuerzo.
Con sus brazos todavía al rojo vivo, El Tigre juntó los brazos y los bajó cuando se encontraba a unos cinco metros de distancia, para que su clon saltara con ambos pies sobre ellos y fuera impulsado hacia el Uchiha con tanta fuerza que casi llegó a pensar que sus brazos se despegarían de su cuerpo.
El clon salió disparado hacia Datsue con ambos pies por delante y la misión que le habían encomendado. Él, que no desfallecía hasta que no lo hiciera la voluntad de Daigo, fue el elegido para darle tiempo al peliverde de preparar su ofensiva.
Rápido, mientras el clon salía disparado hacia el uzujin, el genin realizó un sello y escupió una gran polvo directamente al suelo para ocultar su posición exacta.
La silueta del Tigre todavía se podía distinguir al borde de la pantalla de humo mientras esperaba, acechante. Los Sunshin lo habían dejado exhausto. Necesitaba descansar, necesitaba pensar...
—¡VAMOS! —Exclamó el real, al impactar con su técnica.
Pero ambos callaron de golpe al ver como el Uchiha fue detenido por un muro de su creación justo antes de salir del escenario.
«¡No!»
Hubiera querido llegar hasta allí y terminar el trabajo, pero apenas había acabado de hacer un Sunshin cuando ni siquiera se había recuperado del primero. La sombra, al ver que el peliverde estaba tan herido que apenas le quedaban un par de movimientos para que el combate terminara, dio un paso al frente, colocándose ligeramente a la derecha de Daigo.
Pero la sombra no había sido herida, la sombra no sentía dolor ni flaqueaba, siempre y cuando no lo hiciera la voluntad de su creador.
Daigo, el verdadero, se sorprendió al escuchar la risa de Datsue. Se sorprendió porque no era una burla, ni una simple provocación, sonaba a la risa de alguien que genuinamente se lo estaba pasando bien. No sabía si el odio que parecía sentir al empezar el combate había desaparecido, pero al menos creía que podía dejarlo de lado, aunque fuera de momento.
Como respuesta, Daigo simplemente sonrió antes de continuar con la ofensiva. No era una de sus típicas sonrisas llenas de determinación, de esas que gritaban "te voy a ganar", no. Solo sonrió ampliamente, con alegría y de forma sincera.
Luego, volvió a concentrarse en la pelea que estaba sucediendo.
—Lo haré —dijo, antes de escupir a un lado la sangre que se le había acumulado en la boca.
Empezó a correr hacia adelante. Sorprendentemente a la misma nada sorprendente velocidad a la que siempre lo hacía, pero que representaba su máximo esfuerzo.
Con sus brazos todavía al rojo vivo, El Tigre juntó los brazos y los bajó cuando se encontraba a unos cinco metros de distancia, para que su clon saltara con ambos pies sobre ellos y fuera impulsado hacia el Uchiha con tanta fuerza que casi llegó a pensar que sus brazos se despegarían de su cuerpo.
El clon salió disparado hacia Datsue con ambos pies por delante y la misión que le habían encomendado. Él, que no desfallecía hasta que no lo hiciera la voluntad de Daigo, fue el elegido para darle tiempo al peliverde de preparar su ofensiva.
Rápido, mientras el clon salía disparado hacia el uzujin, el genin realizó un sello y escupió una gran polvo directamente al suelo para ocultar su posición exacta.
La silueta del Tigre todavía se podía distinguir al borde de la pantalla de humo mientras esperaba, acechante. Los Sunshin lo habían dejado exhausto. Necesitaba descansar, necesitaba pensar...
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.