6/04/2020, 18:28
Hana no se dejaba tranquilizar, y hasta parecía estar a punto de hacer un berrinche, si es que no lo estaba haciendo ya. Daigo intentaba mantener el miedo de la rubia a raya, lo cual ayudaba también a mantener cuerda a Ranko.
—N-no es cierto. El frío no siempre es malo. A veces… —La mirada de la Kusajin se perdió entre los bosques. Recordó estar de pie por horas, esperando entre la nieve a una princesa. Recordó pasar un par de días, prestando siempre atención a todos los que pasaban. Recordó llorar, negar y aceptar. Y dolor —. A veces es un… un golpe de realidad. Y-y puede hacerte pensar mejor. A veces. A-además, ¡nada mejor que una bebida fría e-en un día caluroso!
Concordó con Daigo y asintió lentamente.
—Y-y ¡ya está Daigo-san aquí! No hay de-desaparición alguna. Ahora… —Intentando ignorar más comentarios sobre bosques encantados, miró en derredor. De nuevo. Se detuvo, sumamente pensativa —. Ahm… Si-siendo honesta… Creo… Creo que en todo ese embrollo pe-perdí mi rastro. P-pero creo que podemos guiarnos… A veeer…
¿Cómo le hacía para guiarse dentro del Bosque de Hongos? Siempre solía localizar la aldea en una dirección. ¿Cómo podía perderse en ese otro bosque? ¿Dónde quedaría su calidad de habitante del País del Bosque si no podía salir de uno? ¿Eso significaba que los del País de la Espiral podían salir de tornados fácilmente? ¿Y los de la Tormenta de tormentas?
”No creo que funcione así… Como sea. La aldea está al norte, ¿no? Y cuando he llegado de tarde, el sol está a mi izquierda… Creo...”
¡Listo! Solamente tenía que encontrar un claro donde el sol cayera bien para identificar hacia dónde estaba el norte. La tarde comenzaba a ceder, y pronto sería más evidente. Claro que el bosque estaba muy tupido en esa parte como para hacer eso...
—N-no es cierto. El frío no siempre es malo. A veces… —La mirada de la Kusajin se perdió entre los bosques. Recordó estar de pie por horas, esperando entre la nieve a una princesa. Recordó pasar un par de días, prestando siempre atención a todos los que pasaban. Recordó llorar, negar y aceptar. Y dolor —. A veces es un… un golpe de realidad. Y-y puede hacerte pensar mejor. A veces. A-además, ¡nada mejor que una bebida fría e-en un día caluroso!
Concordó con Daigo y asintió lentamente.
—Y-y ¡ya está Daigo-san aquí! No hay de-desaparición alguna. Ahora… —Intentando ignorar más comentarios sobre bosques encantados, miró en derredor. De nuevo. Se detuvo, sumamente pensativa —. Ahm… Si-siendo honesta… Creo… Creo que en todo ese embrollo pe-perdí mi rastro. P-pero creo que podemos guiarnos… A veeer…
¿Cómo le hacía para guiarse dentro del Bosque de Hongos? Siempre solía localizar la aldea en una dirección. ¿Cómo podía perderse en ese otro bosque? ¿Dónde quedaría su calidad de habitante del País del Bosque si no podía salir de uno? ¿Eso significaba que los del País de la Espiral podían salir de tornados fácilmente? ¿Y los de la Tormenta de tormentas?
”No creo que funcione así… Como sea. La aldea está al norte, ¿no? Y cuando he llegado de tarde, el sol está a mi izquierda… Creo...”
¡Listo! Solamente tenía que encontrar un claro donde el sol cayera bien para identificar hacia dónde estaba el norte. La tarde comenzaba a ceder, y pronto sería más evidente. Claro que el bosque estaba muy tupido en esa parte como para hacer eso...
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