8/04/2020, 17:35
«Gracias...»
Datsue no le dio un solo segundo para alegrarse. No iba a detener su ofensiva, ni iba a darle tregua alguna, y eso era bueno, porque ahora que estaba en el momento más alto del combate, Daigo no deseaba bajar el ritmo ni por un pequeño instante.
El kusajin abrió los ojos ampliamente cuando el Uchiha empezó con su carrera y lo vio directamente a los ojos. Estaba listo y completamente decidido a acabar con el combate en el siguiente movimiento.
El charka verdoso destelló en el pie derecho del boxeador.
Datsue dio un paso.
El brillo viajó por toda la pierna, mientras empujaba; y pasó por su cadera, que empezó a girar, dándole fuerza.
El uzujin dio otro paso, Rasengan en mano y ocultando sus verdaderas intenciones hasta el último momento.
Desde su cadera, la luz pasó por su costado, justo cuando lo agarró de la chaqueta, y subió hasta su brazo. La técnica de Datsue se acercaba con velocidad hacia su pecho, pero el destello también era veloz.
Desde su brazo, la chispa de voluntad de Daigo aceleró y avanzó hasta su puño...
...que se perdió en medio de aire, mientras el chico giraba si control y se alejaba de su objetivo. Intentó estirar la mano y alcanzarlo, pero cada vez estaba más lejos y Datsue se veía más y más pequeño.
Era gracioso, viéndose así no parecía tan imponente y peligroso.
Diez metros más allá, cuando el Tigre definitivamente cayó al suelo, las palmas de sus manos intentaron volver a empujar, temblorosas, pero ya no quedaba nada fuerza en ellas.
Ese día, Tsukiyama Daigo no volvió a levantarse.
Datsue no le dio un solo segundo para alegrarse. No iba a detener su ofensiva, ni iba a darle tregua alguna, y eso era bueno, porque ahora que estaba en el momento más alto del combate, Daigo no deseaba bajar el ritmo ni por un pequeño instante.
El kusajin abrió los ojos ampliamente cuando el Uchiha empezó con su carrera y lo vio directamente a los ojos. Estaba listo y completamente decidido a acabar con el combate en el siguiente movimiento.
El charka verdoso destelló en el pie derecho del boxeador.
Datsue dio un paso.
El brillo viajó por toda la pierna, mientras empujaba; y pasó por su cadera, que empezó a girar, dándole fuerza.
El uzujin dio otro paso, Rasengan en mano y ocultando sus verdaderas intenciones hasta el último momento.
Desde su cadera, la luz pasó por su costado, justo cuando lo agarró de la chaqueta, y subió hasta su brazo. La técnica de Datsue se acercaba con velocidad hacia su pecho, pero el destello también era veloz.
Desde su brazo, la chispa de voluntad de Daigo aceleró y avanzó hasta su puño...
...que se perdió en medio de aire, mientras el chico giraba si control y se alejaba de su objetivo. Intentó estirar la mano y alcanzarlo, pero cada vez estaba más lejos y Datsue se veía más y más pequeño.
Era gracioso, viéndose así no parecía tan imponente y peligroso.
Diez metros más allá, cuando el Tigre definitivamente cayó al suelo, las palmas de sus manos intentaron volver a empujar, temblorosas, pero ya no quedaba nada fuerza en ellas.
Ese día, Tsukiyama Daigo no volvió a levantarse.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.