12/04/2020, 21:45
Pero antes de que cada uno hiciese su acción, el científico pareció reaccionar y abrir los ojos cuando el canino bajó con la niña ens u lomo, aunque no se podría decir lo mismo de la pequeña que parecía tener la mirada perdida en todo momento.
—¿Kaede?— Parpadeó con el ojo que si tenía párpado.
—¿Papá?— Respondió sin emoción.
—¡Kaede!— El hombre dejó de lado en lo que estaba trabajando y se apresuró para tomar a la niña con ambas manos y levantarla. —Estás aquí, no iba a perderte dos veces — Su voz sonaba feliz, pero a su vez era extraña. No era la típica alegría que surgía tras aliviarse de una preocupación.
Ya para cuando Daigo y Etsu subieron, pudieron avistarlo a la lejanía. Etsu podría definir su silueta mucho mejor gracias a su aguda visión: Un animal con patas anormalmente largas, con una figura esbelta en el torso que se iba engrosando ya llegando a sus cuartos traseros. La cola, o mejor dicho, las colas, eran cómo las de un cocodrilo y eran mucho más robustas. De pronto, aparentemente la bestia los identificó a ellos también y se terminó parando momentáneamente sobre sus dos patas traseras mientras alzaba el hocico al cielo para aullar a las nubes. Sus patas delanteras tenían dedos largos, casi humanoides pero con uñas exageradamente largas.
Y entonces la bestia volvió a su postura salvaje, echando carrera a toda velocidad hasta la posición de los shinobi.
—¿Kaede?— Parpadeó con el ojo que si tenía párpado.
—¿Papá?— Respondió sin emoción.
—¡Kaede!— El hombre dejó de lado en lo que estaba trabajando y se apresuró para tomar a la niña con ambas manos y levantarla. —Estás aquí, no iba a perderte dos veces — Su voz sonaba feliz, pero a su vez era extraña. No era la típica alegría que surgía tras aliviarse de una preocupación.
Ya para cuando Daigo y Etsu subieron, pudieron avistarlo a la lejanía. Etsu podría definir su silueta mucho mejor gracias a su aguda visión: Un animal con patas anormalmente largas, con una figura esbelta en el torso que se iba engrosando ya llegando a sus cuartos traseros. La cola, o mejor dicho, las colas, eran cómo las de un cocodrilo y eran mucho más robustas. De pronto, aparentemente la bestia los identificó a ellos también y se terminó parando momentáneamente sobre sus dos patas traseras mientras alzaba el hocico al cielo para aullar a las nubes. Sus patas delanteras tenían dedos largos, casi humanoides pero con uñas exageradamente largas.
Y entonces la bestia volvió a su postura salvaje, echando carrera a toda velocidad hasta la posición de los shinobi.