14/04/2020, 16:42
—Era solo por si acaso... —respondió Reiji—. Ya sabes lo que dicen, mas vale evitar una pelea si hay un kusajin cerca. En fin, me fío de tu palabra, nos volveremos a ver, seguro.
—Nos vemos Aotsuki-san, Kokuō-san —agregó Yuuna.
Y tanto Ayame como Kokuō volvieron a inclinarse.
—Espero que así sea —Ayame esbozó una suave sonrisa—. Espero que tengáis suerte y... andaos con cuidado, ¿vale?
Reiji y Yuuna giraron sobre sus talones y comenzaron a caminar hacia el sur. Ayame hizo lo mismo, seguida de cerca por Kokuō, pero hacia el oeste, hacia las Tierras de la Llovizna; después de dirigir una última mirada a las tres estatuas de los Primeros Tres Kage.
Los tiempos que estaban por venir se acercaban tan amenazadores como las vagonetas de un ferrocarril. Y Ayame tenía mucho que decir al respecto de los ferrocarriles.
—Nos vemos Aotsuki-san, Kokuō-san —agregó Yuuna.
Y tanto Ayame como Kokuō volvieron a inclinarse.
—Espero que así sea —Ayame esbozó una suave sonrisa—. Espero que tengáis suerte y... andaos con cuidado, ¿vale?
Reiji y Yuuna giraron sobre sus talones y comenzaron a caminar hacia el sur. Ayame hizo lo mismo, seguida de cerca por Kokuō, pero hacia el oeste, hacia las Tierras de la Llovizna; después de dirigir una última mirada a las tres estatuas de los Primeros Tres Kage.
Los tiempos que estaban por venir se acercaban tan amenazadores como las vagonetas de un ferrocarril. Y Ayame tenía mucho que decir al respecto de los ferrocarriles.