23/12/2015, 07:00
Tal vez se había tomado demasiado tiempo para dar la cara por el salón principal, la conversación había avanzado puede que demasiado y Noemi no podía sentirse que se había metido en el peor momento posible, es decir, una mujer apenas si estaba desahogandose de lo que acababa de presenciar. ~ ¿Se darán cuenta si salto ahora mismo por la ventana de mi habitación? ~ Se preguntaba a si misma la kunoichi que ya no podía hacer nada para echarse atrás.
A sabiendas que este tipo de tareas se las encargaban a soldados o mismo a shinobis, la chica supuso que le aceptarían la oferta de buenas a primeras pero no fue tan así, en su lugar de eso le negaron todo por el asuntito de la edad.
—Disculpa... pero no veo el modo en que una muchacha de su edad pudiese ayudar en un caso como este.
Ni bien le escuchó, la rubia bajó la mirada para verificar que la traía y así era, la bandana de Takigakure atada al cuello. ~ Claro… Hay poca distancia entre la placa y mis pechos. ~ Pensaba ella suponiendo que ese había sido el motivo de la distracción incluso cuando la bandana estaba tan a la vista casi que saludando al mundo.
Sin decir nada, la kunoichi suspiró en un intento por armarse de paciencia ya que seguramente tendría un día algo movido hasta encontrarse con el asesino. Ahora si, podría dirigirse a la escena del crimen guiada por el que parecía ser el posadero que en un momento se frenó y la miró de pies a cabeza, haciendo que la chica arqueara una ceja sacando nuevamente sus propias conclusiones erradas. Finalmente hizo una oferta que no podría rechazar.
—. ¿Quieres que te preste una chaqueta? Me parece que a estas horas va a refrescar ahí fuera.
- Se lo agradecería mucho, cuando salí de la aldea no hacía tanto frío. - Comentó entre risitas la kunoichi que de no ser porque se encontraban en un lugar bien calefaccionado se estaría muriendo del frío, o tal vez estaría muerta y enterrada bajo un montón de nieve, aunque eso le recordaba un asuntito aparte. ~ ¿Estará por ahí afuera lo que buscaba el animal? ~ En una de esas, se encontraba con que al asesino ya se lo había cargado la naturaleza y su trabajo se facilitaría considerablemente, quién sabe.
A sabiendas que este tipo de tareas se las encargaban a soldados o mismo a shinobis, la chica supuso que le aceptarían la oferta de buenas a primeras pero no fue tan así, en su lugar de eso le negaron todo por el asuntito de la edad.
—Disculpa... pero no veo el modo en que una muchacha de su edad pudiese ayudar en un caso como este.
Ni bien le escuchó, la rubia bajó la mirada para verificar que la traía y así era, la bandana de Takigakure atada al cuello. ~ Claro… Hay poca distancia entre la placa y mis pechos. ~ Pensaba ella suponiendo que ese había sido el motivo de la distracción incluso cuando la bandana estaba tan a la vista casi que saludando al mundo.
Sin decir nada, la kunoichi suspiró en un intento por armarse de paciencia ya que seguramente tendría un día algo movido hasta encontrarse con el asesino. Ahora si, podría dirigirse a la escena del crimen guiada por el que parecía ser el posadero que en un momento se frenó y la miró de pies a cabeza, haciendo que la chica arqueara una ceja sacando nuevamente sus propias conclusiones erradas. Finalmente hizo una oferta que no podría rechazar.
—. ¿Quieres que te preste una chaqueta? Me parece que a estas horas va a refrescar ahí fuera.
- Se lo agradecería mucho, cuando salí de la aldea no hacía tanto frío. - Comentó entre risitas la kunoichi que de no ser porque se encontraban en un lugar bien calefaccionado se estaría muriendo del frío, o tal vez estaría muerta y enterrada bajo un montón de nieve, aunque eso le recordaba un asuntito aparte. ~ ¿Estará por ahí afuera lo que buscaba el animal? ~ En una de esas, se encontraba con que al asesino ya se lo había cargado la naturaleza y su trabajo se facilitaría considerablemente, quién sabe.