20/04/2020, 21:29
Hana no dijo nada, solo asintió levemente desde atrás cuando Daigo preguntó de forma retorica más que esperando una respuesta realmente.
Cuando el peliverde picó a la puerta no pasó nada. El suspense empezaba a ser insoportable para la rubia cuando, tras haber esperado unos segundos, la puerta se abrió con un chirrido que Hana pensó imposible para una puerta de madera.
De ella emergió una cabeza muy peluda. De entre medio de ese pelo emergieron unos ojos amarillentos.
— ¿Quien demonios sois y qué coño quereis? — a pesar de las palabras malsonantes su voz era suave y tranquila.
El poco rostro que se veía entre la melena plateada y el combinado de bigote y barba era arrugado y pálido. Era un hombre de mediana estatura, buena dentadura y a parte de eso y el pelaje poco se veía de él desde el pequeño espacio que había abierto la puerta.
Cuando el peliverde picó a la puerta no pasó nada. El suspense empezaba a ser insoportable para la rubia cuando, tras haber esperado unos segundos, la puerta se abrió con un chirrido que Hana pensó imposible para una puerta de madera.
De ella emergió una cabeza muy peluda. De entre medio de ese pelo emergieron unos ojos amarillentos.
— ¿Quien demonios sois y qué coño quereis? — a pesar de las palabras malsonantes su voz era suave y tranquila.
El poco rostro que se veía entre la melena plateada y el combinado de bigote y barba era arrugado y pálido. Era un hombre de mediana estatura, buena dentadura y a parte de eso y el pelaje poco se veía de él desde el pequeño espacio que había abierto la puerta.