23/04/2020, 00:04
Miedo y desorden, las dos acepciones principales que conformaban el caos. Cuando Etsu lanzó todas aquellas pestilentes bombas al suelo, la nube de mal olor sembró discordia en las filas de los habitantes que se vieron asqueados ante la terrible y amarillenta humareda. Sin embargo, el Inuzuka desconocía un detalle terrible de aquellos artilugios, debido a que Búho no había llegado a mostrarlo en su momento. El humo entró en contacto con las antorchas de algunos de estos, explotando al instante.
Y entonces, el Inuzuka desató el infierno sin saberlo. Una enorme nube de fuego que envolvió a los pobres campesinos abrasando sus cabellos, prendiendo sus harapos, quemando sus pieles. Todo se volvió una marejada de gritos de agonía cuando las llamas envolvieron a los pobres paisanos. Unos corrieron despavoridos en busca de agua, otros de despojaban de sus ropajes y otros en su desesperación se echaron al suelo. Kito, ahora era un villano mucho más terrible a temer que los propios Cuatro de Ibaraki que habían asolado al pueblo.
Etsu había pasado a convertirse en un remedio peor que la enfermedad. Si continuaba con su plan de volver a la casa de Koke, encontraría a un Búho apenas vivo. La herida estaba extremadamente morada y el criminal tenía una fiebre enorme. Sus ojos se habían hundido, parecía deshidratado al no haber bebido ni comido en todo ese tiempo.
Entonces, el sol volvía a ponerse.
Sin embargo, al llegar encontraría una nota, o más bien un dibujo. Koke no sabía leer ni escribir, pero se esmeró en dejar un dibujo ahí esperando que el Inuzuka pudiese interpretarlo. ¿En que consistía? Era un dibujo, un cielo oscuro con luna y estrellas, con tres siluetas de hombres en él. Y entonces comprendió las palabras que los aldeanos estuvieron repitiendo todo este tiempo, recordando a cada uno de ellos.
Los Cuatro de Ibaraki sólo aparecían de noche.
Y entonces, el Inuzuka desató el infierno sin saberlo. Una enorme nube de fuego que envolvió a los pobres campesinos abrasando sus cabellos, prendiendo sus harapos, quemando sus pieles. Todo se volvió una marejada de gritos de agonía cuando las llamas envolvieron a los pobres paisanos. Unos corrieron despavoridos en busca de agua, otros de despojaban de sus ropajes y otros en su desesperación se echaron al suelo. Kito, ahora era un villano mucho más terrible a temer que los propios Cuatro de Ibaraki que habían asolado al pueblo.
Etsu había pasado a convertirse en un remedio peor que la enfermedad. Si continuaba con su plan de volver a la casa de Koke, encontraría a un Búho apenas vivo. La herida estaba extremadamente morada y el criminal tenía una fiebre enorme. Sus ojos se habían hundido, parecía deshidratado al no haber bebido ni comido en todo ese tiempo.
Entonces, el sol volvía a ponerse.
Sin embargo, al llegar encontraría una nota, o más bien un dibujo. Koke no sabía leer ni escribir, pero se esmeró en dejar un dibujo ahí esperando que el Inuzuka pudiese interpretarlo. ¿En que consistía? Era un dibujo, un cielo oscuro con luna y estrellas, con tres siluetas de hombres en él. Y entonces comprendió las palabras que los aldeanos estuvieron repitiendo todo este tiempo, recordando a cada uno de ellos.
Traten de alejarlo de aquí hasta la noche, ellos vendrán, ellos vendrán seguro
Ya verás, cuando llegue la noche vendrán con refuerzos y no tendrás la más mínima oportunidad contra él
¡Vete de aquí antes de que caiga la noche y vengan los Cuatro de Ibaraki! ¡No quiero que nos involucres más! ¡Mi esposo ya ha sufrido lo suficiente!
Ya verás, cuando llegue la noche vendrán con refuerzos y no tendrás la más mínima oportunidad contra él
¡Vete de aquí antes de que caiga la noche y vengan los Cuatro de Ibaraki! ¡No quiero que nos involucres más! ¡Mi esposo ya ha sufrido lo suficiente!
Los Cuatro de Ibaraki sólo aparecían de noche.
![[Imagen: 7FT8VMk.gif]](https://i.imgur.com/7FT8VMk.gif)
