24/04/2020, 12:09
El chico torció el cuello clavando una tensa mirada sobre la kunoichi, que no pudo evitar quedarse en el sitio con una estúpida media sonrisa debida al canguelo, mientras una gota de sudor frio, cruzó su mejilla por la tensión.
—Tell me something, ¿crees ciegamente todo lo que te dicen los mayores o los superiores? — Arqueó la ceja. —Así como se nos dijo que los bijuu eran monstruos desalmados, pero que ahora debemos cooperar para enfrentar a un enemigo en común ¿Puedes ver la analogía de ambas cosas? — Por un momento dejó de lado el trabajo y se cruzó de brazos. —La gente puede hablar, hablar y hablar por sus propias experiencias, ¿tu criterio se limita a lo que escuchas?— No cambiaba su semblante ni un ápice.
— N-No... Y-Yo no quería... — ya había metido la pata y apenas debían llevar unas horas, es cierto que jamas la había visto por ahora en persona, por lo que solo sabía de ella lo que escuchaba en la calle.
—Los shinobi estamos para servir a la aldea, ¿pero eso se limita a acatar órdenes? ¿Qué es realmente para vos el ser una kunoichi? ¿Qué representa la gente del País de la Tormenta para ti? Quizá parezca que mis preguntas no tienen ninguna relación, pero creo que hay algo muy importante que aún no tienes claro. Amegakure no son todos los edificios montados en medio de un lago, Amegakure son sus habitantes. Yo no suelo confiar en las palabras de los demás, yo juzgo por lo que veo. Y cuando yo vi a Yondaime-sama, yo vi a alguien que ama a Amegakure como nadie más.
Y tras el chaparrón, solo pudo soltar un suspiro de alivio, al ver que Roga volvía de nuevo su atención a los manuscritos.
— L-Lo siento — y acto seguido, un libro se resbaló de sus manos, todavía algo amedrentada por lo sucedido; rápidamente se arrodilló a recogerlo y pasarle suavemente la mano por encima, quitando una suciedad que no había cogido por aquel acto. — N-No era esa mi intención; quiero decir, no he tenido el placer de conocerla. Por lo que es solo lo que he escuchado ¡No pongo para nada en duda su labor y mucho menos su criterio! Si es la mandamás de la aldea, es por algo; porque se ha ganado el cariño, la confianza y el respeto de la gente.
Sintió en parte haberse quitado un gran peso de encima al pronunciar aquellas palabras después de lo sucedido; pese a que la inmensa mayoría de los civiles, y aun así muchos ninjas no habían tenido contacto con ella, todos depositaban su fé en la Arashikage.
—Tell me something, ¿crees ciegamente todo lo que te dicen los mayores o los superiores? — Arqueó la ceja. —Así como se nos dijo que los bijuu eran monstruos desalmados, pero que ahora debemos cooperar para enfrentar a un enemigo en común ¿Puedes ver la analogía de ambas cosas? — Por un momento dejó de lado el trabajo y se cruzó de brazos. —La gente puede hablar, hablar y hablar por sus propias experiencias, ¿tu criterio se limita a lo que escuchas?— No cambiaba su semblante ni un ápice.
— N-No... Y-Yo no quería... — ya había metido la pata y apenas debían llevar unas horas, es cierto que jamas la había visto por ahora en persona, por lo que solo sabía de ella lo que escuchaba en la calle.
—Los shinobi estamos para servir a la aldea, ¿pero eso se limita a acatar órdenes? ¿Qué es realmente para vos el ser una kunoichi? ¿Qué representa la gente del País de la Tormenta para ti? Quizá parezca que mis preguntas no tienen ninguna relación, pero creo que hay algo muy importante que aún no tienes claro. Amegakure no son todos los edificios montados en medio de un lago, Amegakure son sus habitantes. Yo no suelo confiar en las palabras de los demás, yo juzgo por lo que veo. Y cuando yo vi a Yondaime-sama, yo vi a alguien que ama a Amegakure como nadie más.
Y tras el chaparrón, solo pudo soltar un suspiro de alivio, al ver que Roga volvía de nuevo su atención a los manuscritos.
— L-Lo siento — y acto seguido, un libro se resbaló de sus manos, todavía algo amedrentada por lo sucedido; rápidamente se arrodilló a recogerlo y pasarle suavemente la mano por encima, quitando una suciedad que no había cogido por aquel acto. — N-No era esa mi intención; quiero decir, no he tenido el placer de conocerla. Por lo que es solo lo que he escuchado ¡No pongo para nada en duda su labor y mucho menos su criterio! Si es la mandamás de la aldea, es por algo; porque se ha ganado el cariño, la confianza y el respeto de la gente.
Sintió en parte haberse quitado un gran peso de encima al pronunciar aquellas palabras después de lo sucedido; pese a que la inmensa mayoría de los civiles, y aun así muchos ninjas no habían tenido contacto con ella, todos depositaban su fé en la Arashikage.