24/04/2020, 18:26
De normal Takumi es un chico muy tranquilo, pero ahora estaba a punto de escuchar por primera vez en su vida una historia de su maestro, estaba emocionado. ¿Cómo era Itona en su juventud? ¿Era un shinobi o aprendió el arte de las marionetas de otra manera? Un montón de preguntas sobre el viejo le asaltaban y ahora podría resolverlas sin mayor dificultad.
Entró entonces una criada con una olla y tres tazas, ¿sería el postre que pidió la marionetista? Parecía una especie de arroz con leche, pero seguramente tendría algo más. Tenía muy buena pinta la verdad. Saki comenzó a contar la historia, mientras el kazejin comenzó a comer el postre y de un momento para otro estaba absorto en la historia.
A cada palabra el genin se quedaba más absorto en lo que les estaba contando la anciana. Una misión complicada, momentos de tensión, un intenso duelo, giro de guión final... Lo tenía todo para ser el argumento de una buena película. Llegó un momento en el que parecía que, por desgracia, la historia estaba acabando y la kunoichi dijo una frase que le dejó un poco mosca al marionetista.
—Al final todo resulto bien: mis compañeros acabaron con los secuestradores y el sicario, y el cliente llego a salvo a su destino. Y aunque las disculpas fueron parcas y mi orgullo estaba algo abollado, no le guarde rencor a Itona, porque al final se trataba de trabajo y no de algo personal... Por lo que creo que no clasificaría de enemiga de él.
»Aunque, sin duda, nadie se gana un apodo como “La mano carmesí” sin tener unos cuantos enemigos por allí. —«Le debo una disculpa a Itona... Yo que pensaba que era un viejo fanfarrón nada más.»
—Wow... Menuda historia, en mi vida me imaginé que el viejo fuera tan bueno. —Estaba aún emocionado del privilegio que había tenido al escuchar aquella historia... Es digna de una gran novela.
Entró entonces una criada con una olla y tres tazas, ¿sería el postre que pidió la marionetista? Parecía una especie de arroz con leche, pero seguramente tendría algo más. Tenía muy buena pinta la verdad. Saki comenzó a contar la historia, mientras el kazejin comenzó a comer el postre y de un momento para otro estaba absorto en la historia.
A cada palabra el genin se quedaba más absorto en lo que les estaba contando la anciana. Una misión complicada, momentos de tensión, un intenso duelo, giro de guión final... Lo tenía todo para ser el argumento de una buena película. Llegó un momento en el que parecía que, por desgracia, la historia estaba acabando y la kunoichi dijo una frase que le dejó un poco mosca al marionetista.
—Al final todo resulto bien: mis compañeros acabaron con los secuestradores y el sicario, y el cliente llego a salvo a su destino. Y aunque las disculpas fueron parcas y mi orgullo estaba algo abollado, no le guarde rencor a Itona, porque al final se trataba de trabajo y no de algo personal... Por lo que creo que no clasificaría de enemiga de él.
»Aunque, sin duda, nadie se gana un apodo como “La mano carmesí” sin tener unos cuantos enemigos por allí. —«Le debo una disculpa a Itona... Yo que pensaba que era un viejo fanfarrón nada más.»
—Wow... Menuda historia, en mi vida me imaginé que el viejo fuera tan bueno. —Estaba aún emocionado del privilegio que había tenido al escuchar aquella historia... Es digna de una gran novela.
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