26/04/2020, 20:38
(Última modificación: 26/04/2020, 20:52 por Tsukiyama Daigo. Editado 1 vez en total.)
Daigo estaba más nervioso que nunca, más asustado que nunca y más... ¿confundido?
Al chico siempre se le había hecho brutalmente difícil el causar daño a otros seres vivos, sin apenas diferenciar entre animales y personas. Ambos eran igual de difíciles de dañar para el peliverde, pero este era un demonio ¡Un demonio!
Entonces, ¿por qué se sintió tan raro cuando lo vio sangrar?
La bestia, al contrario que Daigo, no dudó ni por un solo instante lo que haría a continuación: seguir atacando, y lo haría hasta que no quedara nada ni nadie a su alrededor.
Daigo sintió verdadero temor cuando el chakra se empezó a arremolinar tan cerca de su pecho. Quería huir, pero sus pies no se lo permitirían, tampoco podía concentrar nada de chakra en su cuerpo. Nada, no podía hacer nada.
Miró el demonio a los ojos mientras acababa de acumular toda la energía que necesitaba para preparar su ataque. Sentía que estaba perdido, que no tenía escapatoria, pero su puño pensaba distinto. No tenía escapatoria, eso era cierto, pero definitivamente no estaba perdido.
Su puño izquierdo se alzó buscando impactar en la mandíbula de la bestia con una fuerza que, aunque no estaba potenciada por su chakra, era tanta como podía utilizar en aquel momento antes de salir disparado por el brutal impacto de la técnica del Gebijuu.
Al chico siempre se le había hecho brutalmente difícil el causar daño a otros seres vivos, sin apenas diferenciar entre animales y personas. Ambos eran igual de difíciles de dañar para el peliverde, pero este era un demonio ¡Un demonio!
Entonces, ¿por qué se sintió tan raro cuando lo vio sangrar?
La bestia, al contrario que Daigo, no dudó ni por un solo instante lo que haría a continuación: seguir atacando, y lo haría hasta que no quedara nada ni nadie a su alrededor.
Daigo sintió verdadero temor cuando el chakra se empezó a arremolinar tan cerca de su pecho. Quería huir, pero sus pies no se lo permitirían, tampoco podía concentrar nada de chakra en su cuerpo. Nada, no podía hacer nada.
Miró el demonio a los ojos mientras acababa de acumular toda la energía que necesitaba para preparar su ataque. Sentía que estaba perdido, que no tenía escapatoria, pero su puño pensaba distinto. No tenía escapatoria, eso era cierto, pero definitivamente no estaba perdido.
Su puño izquierdo se alzó buscando impactar en la mandíbula de la bestia con una fuerza que, aunque no estaba potenciada por su chakra, era tanta como podía utilizar en aquel momento antes de salir disparado por el brutal impacto de la técnica del Gebijuu.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.