27/04/2020, 00:39
(Última modificación: 27/04/2020, 00:49 por Inuzuka Etsu. Editado 1 vez en total.)
Etsu consiguió sin demasiados problemas encajarle el puñetazo en la pierna a la bestia deforme, y un sonido muy característico reclamó su atención. Sin duda alguna, le había destrozado la pierna. Por muy demonio que fuese, seguía siendo una criatura mortal, y aunque no demasiado —pues parecía pura roca— seguía siendo frágil, dañable, rompible.
Pero el demonio de 3 colas tras recibir el golpe no se quedó codeándose del dolor, no señor. En vez de eso, devolvió el golpetazo al Inuzuka con sus garras. Éste lanzó un tremendo zarpazo hacia el rastas, el cuál vio interrumpida su acción de tumbarlo con la patada de barrido. Intentó bloquear el golpe, pero el intento fue en vano, pues con las mismas lo lanzó varios metros hacia detrás. La fuerza de esa bestia era dantesca, y eso que Etsu tampoco era moco de pavo.
Daigo por su parte había conseguido aferrarse al demonio, propinándole también un buen golpe. Sin embargo él no corrió tanta suerte como el Inuzuka, pues en vez de sus articulaciones la quimera volvió a acumular una gran cantidad de chakra puro en su boca, buscando lanzarle otro de esos rayos mortales.
Daigo estaba en apuros.
Pero aún y con esas, el peliverde sacó fuerzas de donde no habían, y cargó su puño directo hacia el demonio de nuevo. Si caía, sería golpeando a la bestia esa hasta el final. Etsu, ni corto ni perezoso —aunque sí bien dolorido—, no se quedó atrás. Con las mismas, desde la posición en que estaba, cargó su puño y lanzó un tremendo golpe directo hacia la cara del gebijuu, buscando desviar el rayo si es que Daigo no lo conseguía antes.
—¡¡KIIIIIAAAAAAAAHHHHHH!! —su diestra cortó el aire, y lo plasmó contra el demonio de tres colas.
Pero el demonio de 3 colas tras recibir el golpe no se quedó codeándose del dolor, no señor. En vez de eso, devolvió el golpetazo al Inuzuka con sus garras. Éste lanzó un tremendo zarpazo hacia el rastas, el cuál vio interrumpida su acción de tumbarlo con la patada de barrido. Intentó bloquear el golpe, pero el intento fue en vano, pues con las mismas lo lanzó varios metros hacia detrás. La fuerza de esa bestia era dantesca, y eso que Etsu tampoco era moco de pavo.
Daigo por su parte había conseguido aferrarse al demonio, propinándole también un buen golpe. Sin embargo él no corrió tanta suerte como el Inuzuka, pues en vez de sus articulaciones la quimera volvió a acumular una gran cantidad de chakra puro en su boca, buscando lanzarle otro de esos rayos mortales.
Daigo estaba en apuros.
Pero aún y con esas, el peliverde sacó fuerzas de donde no habían, y cargó su puño directo hacia el demonio de nuevo. Si caía, sería golpeando a la bestia esa hasta el final. Etsu, ni corto ni perezoso —aunque sí bien dolorido—, no se quedó atrás. Con las mismas, desde la posición en que estaba, cargó su puño y lanzó un tremendo golpe directo hacia la cara del gebijuu, buscando desviar el rayo si es que Daigo no lo conseguía antes.
—¡¡KIIIIIAAAAAAAAHHHHHH!! —su diestra cortó el aire, y lo plasmó contra el demonio de tres colas.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~