1/05/2020, 01:21
Simplemente asintió y comenzó a caminar rápidamente hacia el callejón paralelo pero para su desgracia, a pesar de estar poco lleno, había gente también. Miró a su compañero con mal gesto y le indicó que siguieran hasta volverlo a ver. No sabía si el hombre ya sabía que le estaban siguiendo, epro no tenían otra opción, a decir verdad. Caminaron rápidamente por aquella estrecha calle hasta que, llegando al final, se cruzaron casi de morros con el hombre en cuestión, el cual solo les miró con una sonrisa y continuó su caminata.
Aquello había sido raro, parecía que les había reconocido solo con esa mirada. El hombre echó las manos a sus bolsillos y siguió caminando por la ciudad, rápidamente, hasta que al cabo de un rato llegó a una plaza completammente vacía. Esperó a que ambos shinobis llegasen a él y a pesar de que estaban a una distancia prudencial, alzó la voz.
-Dejad de disimular... Sé que me seguís desde la taberna, estúpidos civiles, sois tan obvios... -dijo con sorna mientras sacaba un cigarrillo de su portaobjetos y se lo prendía con el dedo, el cual se incendió levemente -A ver, ¿qué queréis? Ya no hago de mercenario, tengo contrato con Fakui. -Soltó sin tapujos.
El amejín se quedó paralziado, no sabía muy bien que decir. El hombre se volteó y les miró directamente a los ojos. No parecía enfadado, solo divertido por la situación y su subrealismo, o así lo veía él.
Aquello había sido raro, parecía que les había reconocido solo con esa mirada. El hombre echó las manos a sus bolsillos y siguió caminando por la ciudad, rápidamente, hasta que al cabo de un rato llegó a una plaza completammente vacía. Esperó a que ambos shinobis llegasen a él y a pesar de que estaban a una distancia prudencial, alzó la voz.
-Dejad de disimular... Sé que me seguís desde la taberna, estúpidos civiles, sois tan obvios... -dijo con sorna mientras sacaba un cigarrillo de su portaobjetos y se lo prendía con el dedo, el cual se incendió levemente -A ver, ¿qué queréis? Ya no hago de mercenario, tengo contrato con Fakui. -Soltó sin tapujos.
El amejín se quedó paralziado, no sabía muy bien que decir. El hombre se volteó y les miró directamente a los ojos. No parecía enfadado, solo divertido por la situación y su subrealismo, o así lo veía él.
