1/05/2020, 16:00
(Última modificación: 4/05/2020, 17:20 por Amedama Daruu. Editado 1 vez en total.)
Tras dos semanas de descanso, llegó el momento de la segunda ronda del torneo. Por primera vez en mucho tiempo, los perdedores de las sucesivas rondas se enfrentaban de nuevo para tratar de asegurar un puesto en el ránking final. Así pues, junto a las semifinales, a las que se le daba prioridad en el tiempo, se encontraban también las revanchas.
Los participantes, en silencio, fueron agrupados fuera del estadio en las dos categorías previstas, y diseminados en el interior del edificio en pequeños camerinos, en los que sólo se les proporcionaría una botella de agua para refrescarse, ante las quejas de algunos participantes que habían oído de sus compañeros murmullos sobre quicos, cacahuetes y otros aperitivos solo presentes para algunos. El protocolo ya estaba claro desde la última vez, de modo que los guardias se ahorraron las explicaciones y el proceso fue bastante más ágil.
Una vez tras otra, las dos puertas inferiores, frente a frente, se abrieron. Y una vez tras otra, de una de ellas salió un ganador... y de la contraria un perdedor.
Recordemos el ring de combate: una plataforma circular, de madera, de treinta metros de diámetro. Lo suficientemente espaciosa como para que los participantes luchasen a gusto sin herir al público, que estaba separado del ring por siete metros de césped y una baranda metálica.
Los participantes, en silencio, fueron agrupados fuera del estadio en las dos categorías previstas, y diseminados en el interior del edificio en pequeños camerinos, en los que sólo se les proporcionaría una botella de agua para refrescarse, ante las quejas de algunos participantes que habían oído de sus compañeros murmullos sobre quicos, cacahuetes y otros aperitivos solo presentes para algunos. El protocolo ya estaba claro desde la última vez, de modo que los guardias se ahorraron las explicaciones y el proceso fue bastante más ágil.
Una vez tras otra, las dos puertas inferiores, frente a frente, se abrieron. Y una vez tras otra, de una de ellas salió un ganador... y de la contraria un perdedor.
Recordemos el ring de combate: una plataforma circular, de madera, de treinta metros de diámetro. Lo suficientemente espaciosa como para que los participantes luchasen a gusto sin herir al público, que estaba separado del ring por siete metros de césped y una baranda metálica.
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