2/05/2020, 21:23
(Última modificación: 2/05/2020, 21:24 por Inuzuka Etsu.)
Daigo golpeó con rudeza a la quimera, en reiteradas ocasiones. Consiguió incluso que el dantesco demonio elevase la mandíbula cuando cargaba otro de esos rayos de muerte, evitando con ello ser calcinado. Pero para su desgracia, el bichejo no parecía ni sentir el dolor, buscó arrancarle el cuello o incluso la cabeza de un bocado. Justo en ese momento, el puño de Etsu volaba desde su posición lateral hasta la del demonio.
Y... ¡PUM!
¿Alguna vez has escuchado un vaso romperse al caer? Pues imagínate el mismo sonido, hecho con huesos.
Asqueroso, sepulcral, dantesco.
La sensación que pudo recorrer la piel del Inuzuka por unos escasos segundos fue aberrante. Le acababa de partir la crisma a un animal, o a una mezcla de animales, con sus propias manos. Por un instante el Inuzuka se miró las manos, recordando viejas y no ratas experiencias. Últimamente todo se le iba demasiado de las manos...
Pero en ésta ocasión, lo había hecho por un bien mayor, ¿no? Es decir, si no paraban a ese demonio, seguro que habría acabado con ellos, y con los dos civiles. Se habían visto obligados, no habían sido los primeros en atacar. Un demonio como ese, ¿acaso es capaz de razonar?.
Daigo interrumpió el desconcierto del Inuzuka, que sumido en sus pensares se sorprendió un poco por el comentario del peliverde. Éste al parecer había escuchado que esos demonios desaparecían al morir.
—L-la verdad... no tengo ni idea, es la primera vez que veo uno, y espero que sea la última... —contestó.
A duras penas, Akane en su forma humana se acercó hasta donde estaban los otros dos. —Rrrreso rrras tado cerca.
—¿Estáis bien?
En realidad la pregunta era un poco absurda, porque ninguno había salido de rositas del encuentro. Al menos Etsu sonrió, como cabía deesperar.
Y... ¡PUM!
¿Alguna vez has escuchado un vaso romperse al caer? Pues imagínate el mismo sonido, hecho con huesos.
Asqueroso, sepulcral, dantesco.
La sensación que pudo recorrer la piel del Inuzuka por unos escasos segundos fue aberrante. Le acababa de partir la crisma a un animal, o a una mezcla de animales, con sus propias manos. Por un instante el Inuzuka se miró las manos, recordando viejas y no ratas experiencias. Últimamente todo se le iba demasiado de las manos...
Pero en ésta ocasión, lo había hecho por un bien mayor, ¿no? Es decir, si no paraban a ese demonio, seguro que habría acabado con ellos, y con los dos civiles. Se habían visto obligados, no habían sido los primeros en atacar. Un demonio como ese, ¿acaso es capaz de razonar?.
Daigo interrumpió el desconcierto del Inuzuka, que sumido en sus pensares se sorprendió un poco por el comentario del peliverde. Éste al parecer había escuchado que esos demonios desaparecían al morir.
—L-la verdad... no tengo ni idea, es la primera vez que veo uno, y espero que sea la última... —contestó.
A duras penas, Akane en su forma humana se acercó hasta donde estaban los otros dos. —Rrrreso rrras tado cerca.
—¿Estáis bien?
En realidad la pregunta era un poco absurda, porque ninguno había salido de rositas del encuentro. Al menos Etsu sonrió, como cabía deesperar.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~