4/05/2020, 17:46
”La… La tumba. La tumba de… La tumba de Kiyoshi. La tumba. De. Kiyoshi. AAAAAAAAAAAH”
—Gracias. —respondió con un hilo de voz. Podría estar asustada, pero no olvidaría sus modales.
”LA TUUUMBAAA”
La Uzujin comenzó a susurrar que estaban muertos, tan muertos como el Kiyoshi que vieron, mientras el boxeador intentaba calmarla. Ranko miró sus manos, sin querer, como si esperase ver a través de ellas cual espectro. Pero no, se encontró con que seguían tan sólidas como siempre, aunque sí muy temblorosas. Tragó saliva.
”¿Y si al estar muertos nos vemos como vivos porque no sabemos que estamos muertos? Momento… ¿y si sabemos ahora que estamos muertos, no deberíamos vernos como fantasmas ya? ¡Ay, deberían de enseñar esto en la Academia!”
Apretó sus puños. Temblaba.
”No. No puedes ceder al miedo. ¡Una heroína no debería temer de algo así!” Pero su miedo no disminuyó. "¿Verdad?
Daigo entonces puntualizó algo: ya tenían un rumbo. ¡Y era cierto! ¿Qué más quedaba que seguirlo, muertos o no? Ranko asintió y dio un primer paso de gelatina hacia los árboles marcados con rojo. Se giraría y extendería su mano a la de Hana. Daigo, a pesar de notarse nervioso, no parecía estar tan al borde del derrumbe como la rubia.
—Da-Daigo-san tiene razón. S-sigamos el camino —Esperaría unos segundos y, ya fuese que la chica le diese la mano o no, seguiría a los árboles indicados, a pasos muy cautos. Algo le llegaría repentinamente desde la parte trasera de la memoria, y comenzaría a hablar sin parar debido a los nervios —. Ha-hace un tiempo f-fui a Yachi y m-me topé con una chica. Bu-bueno, ella se topó conmigo, a-apareció de detrás de un árbol y ca-casi me da un infarto, je. S-su nombre era… ¿es? Aotsuki Ayame-san. Y-yo no conocía e-el pueblo, p-pero ella fue amable y me-me mostró una posada m-muy bonita. P-podría haberme dejado s-sin rumbo, o-o podría haberme atacado detrás d-de ese árbol…
»Pero me mostró el camino.
—Gracias. —respondió con un hilo de voz. Podría estar asustada, pero no olvidaría sus modales.
”LA TUUUMBAAA”
La Uzujin comenzó a susurrar que estaban muertos, tan muertos como el Kiyoshi que vieron, mientras el boxeador intentaba calmarla. Ranko miró sus manos, sin querer, como si esperase ver a través de ellas cual espectro. Pero no, se encontró con que seguían tan sólidas como siempre, aunque sí muy temblorosas. Tragó saliva.
”¿Y si al estar muertos nos vemos como vivos porque no sabemos que estamos muertos? Momento… ¿y si sabemos ahora que estamos muertos, no deberíamos vernos como fantasmas ya? ¡Ay, deberían de enseñar esto en la Academia!”
Apretó sus puños. Temblaba.
”No. No puedes ceder al miedo. ¡Una heroína no debería temer de algo así!” Pero su miedo no disminuyó. "¿Verdad?
Daigo entonces puntualizó algo: ya tenían un rumbo. ¡Y era cierto! ¿Qué más quedaba que seguirlo, muertos o no? Ranko asintió y dio un primer paso de gelatina hacia los árboles marcados con rojo. Se giraría y extendería su mano a la de Hana. Daigo, a pesar de notarse nervioso, no parecía estar tan al borde del derrumbe como la rubia.
—Da-Daigo-san tiene razón. S-sigamos el camino —Esperaría unos segundos y, ya fuese que la chica le diese la mano o no, seguiría a los árboles indicados, a pasos muy cautos. Algo le llegaría repentinamente desde la parte trasera de la memoria, y comenzaría a hablar sin parar debido a los nervios —. Ha-hace un tiempo f-fui a Yachi y m-me topé con una chica. Bu-bueno, ella se topó conmigo, a-apareció de detrás de un árbol y ca-casi me da un infarto, je. S-su nombre era… ¿es? Aotsuki Ayame-san. Y-yo no conocía e-el pueblo, p-pero ella fue amable y me-me mostró una posada m-muy bonita. P-podría haberme dejado s-sin rumbo, o-o podría haberme atacado detrás d-de ese árbol…
»Pero me mostró el camino.
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