7/05/2020, 00:26
Daigo le agradeció al Inuzuka que le hubiese ayudado, consciente de que un bocado de esa cosa podría haber resultado fatídico. El rastas no le dio importancia, después de todo eso era lo mínimo que se podía esperar de un compañero de equipo, ¿no?
—N-no... no pasa nada... qué menos.
La quimera, la calificada como Gebijuu, poco a poco comenzó a desaparecer. Como si fuese por fascículos, comenzó a evaporarse su piel, seguida de sus músculos, venas, articulaciones, hasta quedar en nada. Entre tanto, el investiador había salido, buscando averiguar algo más del exterior. Apenas había confiado en los genin, pero habiendo observado que habían ganado el combate, decidió acudir a atenderlos. El hombre llevó consigo una cajita con una estrella, en la cuál tenía lo más precario para atender las heridas de los chicos.
—Muchas gracias.
Pero el científico no tenía únicamente ese propósito. Con las mismas anunció que tenía pensamiento de mudarse, pues allí ya no les quedaba nada. Así mismo, les pidió a los genin un favor de lo más raro: que no dijesen nada de él en el informe que tendrían que hacer. El Inuzuka no supo qué responder a eso, pues no debían ocultar información alguna. Más y cuando se trataba de una de éstas criaturas, ya que debían descubrir el porqué aparecían, cual era el motivo que las llevaba a un lado u otro...
Daigo terminó aceptando que deberían emitir un informe, y concluyó despidiéndose. A su ver, en un lugar con tanta población estarían seuros, al menos por el momento. Quizás no le faltaba razón al peliverde, pero al rastas le escamaba precisamente eso. Cuanta más gente junta, más rara se sentiría esa niña... ¿no?
—Intentaremos evitar decir sobre ustedes, pero no puedo prometerles nada. La situación está algo tensa con éstos monstruos, y toda información dada puede llevar a descubrir qué los está moviendo... el porqué atacan unos sitios, en vez de otros. Cuando sepamos qué los mueve, podremos anticipar sus ataques, y evitar éstas cosas... —informó, en lo que señalaba la desolada explanada.
»Espero que les vaya bien allá. Lo que no haremos es decir dónde se dirigen.
Aunque lo dijo con toda la confianza del mundo, ésto era algo que seguramente debatía con Daigo y Akane en el camino de regreso. Después de todo, estaban juntos en ésto.
—N-no... no pasa nada... qué menos.
La quimera, la calificada como Gebijuu, poco a poco comenzó a desaparecer. Como si fuese por fascículos, comenzó a evaporarse su piel, seguida de sus músculos, venas, articulaciones, hasta quedar en nada. Entre tanto, el investiador había salido, buscando averiguar algo más del exterior. Apenas había confiado en los genin, pero habiendo observado que habían ganado el combate, decidió acudir a atenderlos. El hombre llevó consigo una cajita con una estrella, en la cuál tenía lo más precario para atender las heridas de los chicos.
—Muchas gracias.
Pero el científico no tenía únicamente ese propósito. Con las mismas anunció que tenía pensamiento de mudarse, pues allí ya no les quedaba nada. Así mismo, les pidió a los genin un favor de lo más raro: que no dijesen nada de él en el informe que tendrían que hacer. El Inuzuka no supo qué responder a eso, pues no debían ocultar información alguna. Más y cuando se trataba de una de éstas criaturas, ya que debían descubrir el porqué aparecían, cual era el motivo que las llevaba a un lado u otro...
Daigo terminó aceptando que deberían emitir un informe, y concluyó despidiéndose. A su ver, en un lugar con tanta población estarían seuros, al menos por el momento. Quizás no le faltaba razón al peliverde, pero al rastas le escamaba precisamente eso. Cuanta más gente junta, más rara se sentiría esa niña... ¿no?
—Intentaremos evitar decir sobre ustedes, pero no puedo prometerles nada. La situación está algo tensa con éstos monstruos, y toda información dada puede llevar a descubrir qué los está moviendo... el porqué atacan unos sitios, en vez de otros. Cuando sepamos qué los mueve, podremos anticipar sus ataques, y evitar éstas cosas... —informó, en lo que señalaba la desolada explanada.
»Espero que les vaya bien allá. Lo que no haremos es decir dónde se dirigen.
Aunque lo dijo con toda la confianza del mundo, ésto era algo que seguramente debatía con Daigo y Akane en el camino de regreso. Después de todo, estaban juntos en ésto.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~