28/12/2015, 03:41
Datsue alzó la vista, sorprendido, ante la pregunta de un desconocido. Era un hombre el que había interrumpido su descanso, acompañado de un chico de aparentemente su edad, rubio y de ojos azules. Pero sus ojos no se fijaron en eso, sino en la bandana ninja que colgaba del cuello del pequeño. La bandana de su Aldea.
Instintivamente, el ceño que había mantenido fruncido casi sin darse cuenta se relajó.
—Estoy de viaje —respondió—. Y estas escaleras son parte de mi viaje, por desgracia.
A juzgar por el aspecto del muchacho, tampoco a él le hacía mucha gracia tener que subir por aquellas escaleras de piedra. El hombre, sin embargo, parecía indiferente.
—Sois de Takigakure, ¿no es cierto? Dejadme adivinar… ¿Padre e hijo? —aventuró.
Instintivamente, el ceño que había mantenido fruncido casi sin darse cuenta se relajó.
—Estoy de viaje —respondió—. Y estas escaleras son parte de mi viaje, por desgracia.
A juzgar por el aspecto del muchacho, tampoco a él le hacía mucha gracia tener que subir por aquellas escaleras de piedra. El hombre, sin embargo, parecía indiferente.
—Sois de Takigakure, ¿no es cierto? Dejadme adivinar… ¿Padre e hijo? —aventuró.