9/05/2020, 23:52
Los Kusajin parecían estar de acuerdo en que el camino se les aparecería en algún momento. Lo cual Hana no tenía tan claro, a un lado había bosque y en el otro... bosque.
Entonces de detrás de un árbol sin ningún tipo de señal que pudiese anunciarlo, apareció el chico del momento. Kiyoshi. Exactamente igual que como lo habían dejado la última vez.
— ¡Hey, chicas! — saludó en un tono mucho más alto del necesario para la distancia a la que estaban. — Y señor. Veo que ya habéis encontrado el camino.
Hana apretó el agarre con Ranko, incapaz de decir nada. Miró a Daigo y después a Kiyoshi, como diciendole, ¿ves? Ahí está. La camiseta blanca, los pantalones del azul más claro que podía verse y descalzo, pero con los pies limpios. Por no hablar de la larga melena negra y los ojos igual de negros. Si eso no era un espíritu, ella era Arashikage.
Sonrió con inocencia y meneó la mano para saludar.
Entonces de detrás de un árbol sin ningún tipo de señal que pudiese anunciarlo, apareció el chico del momento. Kiyoshi. Exactamente igual que como lo habían dejado la última vez.
— ¡Hey, chicas! — saludó en un tono mucho más alto del necesario para la distancia a la que estaban. — Y señor. Veo que ya habéis encontrado el camino.
Hana apretó el agarre con Ranko, incapaz de decir nada. Miró a Daigo y después a Kiyoshi, como diciendole, ¿ves? Ahí está. La camiseta blanca, los pantalones del azul más claro que podía verse y descalzo, pero con los pies limpios. Por no hablar de la larga melena negra y los ojos igual de negros. Si eso no era un espíritu, ella era Arashikage.
Sonrió con inocencia y meneó la mano para saludar.