10/05/2020, 02:09
—También me encuentro intrigado —hablo el peliblanco—. Los resultados de la batalla están claros, pero aún no ha dicho como termino todo.
—A eso voy —bufo—. La mayoría de los bandidos se dieron a la fuga luego de aquel teatro de fuego y muerte. Resulta que tenían otro barco en mejores condiciones, pero mi subordinado logro interceptarlos a tiempo: en lugar de pelear con ellos, saboteo la nave e hizo que encallaran en una formación rocosa cercana.
»Desperté a los tres días, luego de recibir los primeros auxilios. Los genin estaban bastante apaleados, pero sus heridas no eran fatales. Aquí debo señalar la importancia de un buen subordinado, aunque yo nunca fui buena para ello: el chūnin había cuidado de mí y puesto orden en la población. Los maleantes aún seguían encallados en aquellas rocas, y como los únicos botes eran los del pueblo, dependían de los mismos para un posible rescate.
»Aun así, preferí dejarles unos días más allí, mientras conseguían algo de medicina para mí, analgésicos en su mayor parte. Tuve que esperar a llegar a la aldea para que me trataran correctamente, por suerte había un médico de pescadores con cara de loco, pero de muy buenas habilidades. Pasaba el rato recostada, hablando con él: les sorprenderían las heridas que pueden producirse en el oficio de pescador.
»Cuando considere que los bandidos habían pasado suficiente hambre, me acerque a ellos en un bote junto con mi equipo. Sería exagerado decir que les abordamos por la fuerza, pero sí hizo falta zarandearles un poco. En fin, que, luego de una tarde de fructíferos interrogatorios, me hice un panorama bastante claro de la situación.
»El pequeño grupo de piratas, para no ser destruido, se había aliado con un recién llegado esclavista. Era por eso que en el pueblo cercano habían desaparecido las mujeres y los jóvenes, se los habían llevado para venderles. Quien hacía de tendero de tan lamentable negocio era el hombre con quien me enfrente, un matón especializado en supervisar operaciones en las que había que ensuciarse las manos. No estaba asociado a ninguna aldea, pero vaya que si tenía varias solicitudes de captura en varios países. En cuanto a cómo fue que me engañaron, parece ser que este sujeto había colocado a un agente que vigilase aquel pueblo. Asumo que dicho agente me estuvo espiando y pasando la información de mis movimientos a aquel matón.
—¿Y qué paso con el agente? ¿Qué le hizo? —pregunto Kazuma.
—Nada, el sujeto huyó antes de que pudiéramos apresarlo —confeso con cierto tono de decepción—. En cuanto a los criminales, nos llevamos a la aldea a los que tenían alguna información útil y ejecutamos al resto.
—A eso voy —bufo—. La mayoría de los bandidos se dieron a la fuga luego de aquel teatro de fuego y muerte. Resulta que tenían otro barco en mejores condiciones, pero mi subordinado logro interceptarlos a tiempo: en lugar de pelear con ellos, saboteo la nave e hizo que encallaran en una formación rocosa cercana.
»Desperté a los tres días, luego de recibir los primeros auxilios. Los genin estaban bastante apaleados, pero sus heridas no eran fatales. Aquí debo señalar la importancia de un buen subordinado, aunque yo nunca fui buena para ello: el chūnin había cuidado de mí y puesto orden en la población. Los maleantes aún seguían encallados en aquellas rocas, y como los únicos botes eran los del pueblo, dependían de los mismos para un posible rescate.
»Aun así, preferí dejarles unos días más allí, mientras conseguían algo de medicina para mí, analgésicos en su mayor parte. Tuve que esperar a llegar a la aldea para que me trataran correctamente, por suerte había un médico de pescadores con cara de loco, pero de muy buenas habilidades. Pasaba el rato recostada, hablando con él: les sorprenderían las heridas que pueden producirse en el oficio de pescador.
»Cuando considere que los bandidos habían pasado suficiente hambre, me acerque a ellos en un bote junto con mi equipo. Sería exagerado decir que les abordamos por la fuerza, pero sí hizo falta zarandearles un poco. En fin, que, luego de una tarde de fructíferos interrogatorios, me hice un panorama bastante claro de la situación.
»El pequeño grupo de piratas, para no ser destruido, se había aliado con un recién llegado esclavista. Era por eso que en el pueblo cercano habían desaparecido las mujeres y los jóvenes, se los habían llevado para venderles. Quien hacía de tendero de tan lamentable negocio era el hombre con quien me enfrente, un matón especializado en supervisar operaciones en las que había que ensuciarse las manos. No estaba asociado a ninguna aldea, pero vaya que si tenía varias solicitudes de captura en varios países. En cuanto a cómo fue que me engañaron, parece ser que este sujeto había colocado a un agente que vigilase aquel pueblo. Asumo que dicho agente me estuvo espiando y pasando la información de mis movimientos a aquel matón.
—¿Y qué paso con el agente? ¿Qué le hizo? —pregunto Kazuma.
—Nada, el sujeto huyó antes de que pudiéramos apresarlo —confeso con cierto tono de decepción—. En cuanto a los criminales, nos llevamos a la aldea a los que tenían alguna información útil y ejecutamos al resto.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)