12/05/2020, 13:20
—Tenéis una misión muy sencilla... En Yamiria hay una mujer. La llaman "Sombra Brillante", encontradla y dadle el mensaje de que requiero su presencia. Seré benevolente con vosotros y os mantendré con vida, no sois una amenaza para mi. —No le hacía ninguna gracia tener que ir a Yamiria, más probabilidades de encontrarse con shinobis y kunoichis del Remolino y eso no le hacía gracia ninguna; ero tampoco tenía otra opción si quería seguir con vida. —Iroshi, a partir de ahora estos dos novatos formarán parte de la pierna derecha de "La Corporación", así que son cosa tuya. —«¿La Corporación? ¿Pierna derecha? Eso es una mafia más grande de lo que me imaginaba...»
Iroshi con un brusco gesto les mandó seguirle, Takumi obedeció pero parecía un muerto mientras caminaba. Su cabeza ahora era un hervidero de miedo y recuerdos dolorosos. Una mafia le estaba obligando a trabajar para ellos, podía ser ejecutado por traición en Uzushiogakure... De la misma manera que le pasó a su hermano. Los recuerdos de aquel día se repetían en su cabeza, el estar en Inaka ayudó también. Respiraba profundamente y sus ojos estaban más abiertos de lo normal y miraban fijamente al suelo.
Llegaron a una calle no muy lejana, el marionetista que estaba ahora a su cargo se giró hacia ellos, mirándolos de arriba a abajo mientras fumaba velozmente.
—Vale... Decidme algo, yo no os voy a sacar las tripas...
—No sé, dínoslo tú... —Levantó su mirada y sus ojos no parecían mirar a un punto fijo, apuntaban al horizonte. —¿La Corporación? ¿La pierna derecha? Explícanos tú en dónde cojones nos habéis metido. —No estaba en una posición favorable para exigir nada, pero no podía pensar en eso en aquellos momentos.
Iroshi con un brusco gesto les mandó seguirle, Takumi obedeció pero parecía un muerto mientras caminaba. Su cabeza ahora era un hervidero de miedo y recuerdos dolorosos. Una mafia le estaba obligando a trabajar para ellos, podía ser ejecutado por traición en Uzushiogakure... De la misma manera que le pasó a su hermano. Los recuerdos de aquel día se repetían en su cabeza, el estar en Inaka ayudó también. Respiraba profundamente y sus ojos estaban más abiertos de lo normal y miraban fijamente al suelo.
Llegaron a una calle no muy lejana, el marionetista que estaba ahora a su cargo se giró hacia ellos, mirándolos de arriba a abajo mientras fumaba velozmente.
—Vale... Decidme algo, yo no os voy a sacar las tripas...
—No sé, dínoslo tú... —Levantó su mirada y sus ojos no parecían mirar a un punto fijo, apuntaban al horizonte. —¿La Corporación? ¿La pierna derecha? Explícanos tú en dónde cojones nos habéis metido. —No estaba en una posición favorable para exigir nada, pero no podía pensar en eso en aquellos momentos.