29/12/2015, 22:45
Datsue levantó la cabeza, aturdido, al oír la voz de Ayame tan cerca de él.
—Es complicado… —respondió con voz quebradiza. Inmediatamente, se aclaró la garganta, intentando disimular su abatimiento. No quería mostrar debilidad. Entonces se levantó, siguiendo todavía con la mirada la parte trasera del carromato, que estaba llegando al final del puente—. Era mi yegua, en realidad. Mis padres tuvieron que endeudarse con ese… con ese… tipo —dijo finalmente, intentando imprimirle todo el desprecio que fue capaz—. No pudieron afrontar la deuda y se llevó la yegua como parte del pago. Así que, legalmente, no puedo hacer nada.
Legalmente. Aquella palabra resonó en su cabeza como haría una grosería en los oídos de una dama refinada. ¿Acaso él se dejaba influenciar por las normas sociales? ¿Acaso lo que iba a hacer en Shinogi-to no era ya ilegal?
La simple idea de abandonar a Tormenta en un momento como aquel le repugnaba. No, tenía que encontrar la manera de ayudarla. Y tenía que hacerlo sin que repercutiese negativamente en sus padres. Suficiente habían hecho ya por él.
Rápidamente, su mente vislumbró una mecha en la oscuridad, y sus ojos buscaron a la kunoichi, esperanzados de que se convirtiese en la chispa necesaria para prenderla.
—¿Tú me ayudarías? —le preguntó de manera vehemente—. ¿Me ayudarías a recuperar a Tormenta de sus manos? ¿Me ayudarías a salvarla?
—Es complicado… —respondió con voz quebradiza. Inmediatamente, se aclaró la garganta, intentando disimular su abatimiento. No quería mostrar debilidad. Entonces se levantó, siguiendo todavía con la mirada la parte trasera del carromato, que estaba llegando al final del puente—. Era mi yegua, en realidad. Mis padres tuvieron que endeudarse con ese… con ese… tipo —dijo finalmente, intentando imprimirle todo el desprecio que fue capaz—. No pudieron afrontar la deuda y se llevó la yegua como parte del pago. Así que, legalmente, no puedo hacer nada.
Legalmente. Aquella palabra resonó en su cabeza como haría una grosería en los oídos de una dama refinada. ¿Acaso él se dejaba influenciar por las normas sociales? ¿Acaso lo que iba a hacer en Shinogi-to no era ya ilegal?
La simple idea de abandonar a Tormenta en un momento como aquel le repugnaba. No, tenía que encontrar la manera de ayudarla. Y tenía que hacerlo sin que repercutiese negativamente en sus padres. Suficiente habían hecho ya por él.
Rápidamente, su mente vislumbró una mecha en la oscuridad, y sus ojos buscaron a la kunoichi, esperanzados de que se convirtiese en la chispa necesaria para prenderla.
—¿Tú me ayudarías? —le preguntó de manera vehemente—. ¿Me ayudarías a recuperar a Tormenta de sus manos? ¿Me ayudarías a salvarla?
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado