28/05/2020, 12:49
Perro. Caballo. Pájaro... Perro. Caballo. Pájaro... Perro. Caballo. Pájaro...
Las manos de Ayame se entrelazaban, una y otra vez, pero su mente estaba en otra parte. Le había dado la espalda a Daigo y se había alejado de su rango de visión. Le había ignorado a propósito, por lo que era más que probable que pensara de ella que no era más que una Amejin borde que no quería tener nada que ver con él. Dadas las circunstancias entre sus dos aldeas, sería lo idílico, ¿no? Así no le metería en problemas con su Morikage...
¿Pero entonces por qué sentía aquella angustia en su pecho?
—Aotsuki-san. Nos toca en la siguiente ronda. ¿Tienes un momento?
—¡Ah! —exclamó la kunoichi, sobresaltada ante la súbita aparición del Kusajin. Una repentina ráfaga de viento escapó de entre sus manos, sumando un corte más a sus magullados dedos—. Ay, ay, ay... —se lamentaba, chupándose la herida al tiempo que se volvía hacia el Kusajin, con un suspiro rendido—. Ah... No deberías hablar conmigo, Kaigo.
Las manos de Ayame se entrelazaban, una y otra vez, pero su mente estaba en otra parte. Le había dado la espalda a Daigo y se había alejado de su rango de visión. Le había ignorado a propósito, por lo que era más que probable que pensara de ella que no era más que una Amejin borde que no quería tener nada que ver con él. Dadas las circunstancias entre sus dos aldeas, sería lo idílico, ¿no? Así no le metería en problemas con su Morikage...
¿Pero entonces por qué sentía aquella angustia en su pecho?
—Aotsuki-san. Nos toca en la siguiente ronda. ¿Tienes un momento?
—¡Ah! —exclamó la kunoichi, sobresaltada ante la súbita aparición del Kusajin. Una repentina ráfaga de viento escapó de entre sus manos, sumando un corte más a sus magullados dedos—. Ay, ay, ay... —se lamentaba, chupándose la herida al tiempo que se volvía hacia el Kusajin, con un suspiro rendido—. Ah... No deberías hablar conmigo, Kaigo.