30/05/2020, 21:30
El tuerto no daba crédito a lo que escuchaba, se le veía realmente afectado. Era obvio, y más aún teniendo en cuenta que había sido él quien había contratado al shinobi, no podía sentirse de otra forma que no fuese mal. Aunque si cabía decir, el Inuzuka se sentía aún peor por lo que había pasado, aunque ahora mismo no tuviese tiempo para lamentaciones. Los astros se habían alineado, y tenía todo a punto para poder acabar la misión...
El hombre sin embargo ya no sabía ni que hacer. Dudaba de si había hecho lo correcto, y con los puños cerrados en rabia y sufrimiento, escupió que no le pidiese segundas oportunidades. Según él, no era sobre el que recaía eso, y tras ello explicó que ahora Los Cuatro se verían como la única salvación. Según comentaba, el dinero de éstos sería lo que ayudaría a los campesino, aunque el acceder a éste dinero luego les acarrearía más problemas. El tuerto decía que no quería saber nada más, pero daba a entender que la extorsión de esos bandidos era la única salida.
Pero no siempre está todo como se ve de mal, ¿no? —¡Hay otra solución para las victimas! —anunció el can. —Mi familia tiene dinero, me guste o no. Podría pedirle a mi abuelo que pague todos los gastos médicos de las victimas y familiares, y que lo tome como mi culpa. Ninguno tendrá que pagar nada, yo acarrearé las consecuencias, yo y solo yo. Así pondremos por fin final a las extorsiones, y podré acabar aquí y ahora con éstos renegados.
»Y para cuando todo ésto termine, le pediré al abuelo que financie el comercio de telas de aquí. Así podréis salir mejor del bache, y él conseguirá telas para vestir a los aprendices del dojo. Creo que así todos ganamos... pero en fin...
»Solo quise convertirme en shinobi para ayudar a la gente... si fallo en algo tan simple como eso... no tengo ni razón de seguir... ¡Déjame compensar mis fallos! ¡Por favor!
El hombre sin embargo ya no sabía ni que hacer. Dudaba de si había hecho lo correcto, y con los puños cerrados en rabia y sufrimiento, escupió que no le pidiese segundas oportunidades. Según él, no era sobre el que recaía eso, y tras ello explicó que ahora Los Cuatro se verían como la única salvación. Según comentaba, el dinero de éstos sería lo que ayudaría a los campesino, aunque el acceder a éste dinero luego les acarrearía más problemas. El tuerto decía que no quería saber nada más, pero daba a entender que la extorsión de esos bandidos era la única salida.
Pero no siempre está todo como se ve de mal, ¿no? —¡Hay otra solución para las victimas! —anunció el can. —Mi familia tiene dinero, me guste o no. Podría pedirle a mi abuelo que pague todos los gastos médicos de las victimas y familiares, y que lo tome como mi culpa. Ninguno tendrá que pagar nada, yo acarrearé las consecuencias, yo y solo yo. Así pondremos por fin final a las extorsiones, y podré acabar aquí y ahora con éstos renegados.
»Y para cuando todo ésto termine, le pediré al abuelo que financie el comercio de telas de aquí. Así podréis salir mejor del bache, y él conseguirá telas para vestir a los aprendices del dojo. Creo que así todos ganamos... pero en fin...
»Solo quise convertirme en shinobi para ayudar a la gente... si fallo en algo tan simple como eso... no tengo ni razón de seguir... ¡Déjame compensar mis fallos! ¡Por favor!
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~