6/06/2020, 12:01
(Última modificación: 8/06/2020, 16:04 por Inuzuka Etsu. Editado 2 veces en total.)
La lógica le decía al Inuzuka que su oponente no se lo iba a poner fácil, si tan confiado estaba de sus posibilidades era porque algo tenía en mente. Ya fuese porque confiaba en sus habilidades, o porque tenía en mente una estrategia que suponía infalible, un as se estaba guardando bajo la manga. Pero aún así, alguien debía dar el primer movimiento en aquél juego de ajedrez. Dado que no lo hacía él, había sido la ocasión del rastas.
Pero su agilidad se vio eclipsada por un movimiento instantáneo por parte de su oponente. Éste desapareció ante sus ojos por un segundo, revelando un movimiento dantesco de aire hacia su posición, directo y sin dilaciones. La acometida era inminente, y a pesar de que bien hubiese podido evitar el golpe con su velocidad, imitando a su oponente, el Inuzuka optó por algo totalmente alocado.
«Gracias por enseñarme ésto, Daigo...» Pensó.
Antepuso ambas manos a la altura del pecho, con las palmas hacia afuera, en lo que hacía una presión enorme en los músculos de ambos brazos. Tanto, que se pusieron tan verdes como los del Increíble Hulk-nobi, ya saben... el shinobi de los cómics ese, el que se vuelve colérico, y se hace grande y verde. Y enfrentó el golpe de su oponente, directamente. Si ese era su mejor golpe, no había mejor manera de diezmarlo que detenerselo en su puta cara. Era algo que bien le había enseñado Datsue, de manera indirecta.
—¡¡HijoepuuuuuutaaaaAAAARRRRGGGH!! —bramó en lo que sus antebrazos y pecho recibían el golpe fulgurante de su oponente.
De no ser por la técnica de Daigo, seguramente no hubiese tenido oportunidad alguna de hacer semejante locura.
Había tenido que bajar incluso un poco más de lo acostumbrado la estabilidad de sus piernas, pues su oponente no le había buscado directamente al pecho, e incluso con ese extra de estabilidad el golpe de Roga le empujaba. Su brazo, detenido por el torso y brazos del Inuzuka, hizo que ambas piernas del Kusajin dejaran marcado un rastro en el suelo de la potencia del mismo.
Le dolía a rabiar, pero gracias a la técnica de Daigo, y de su fuerza bruta para detenerlo con todo su cuerpo, ahora tenía una oportunidad para el contraataque. Además, su oponente seguramente quedaría conmocionado viendo el golpe en el que tanto confiaba detenido con el cuerpo del rastas.
Los brazos del Inuzuka bajarían —de forma tosca y forzada—, buscando agarrar con las predispuestas manos el brazo que le había golpeado. De no poder llegar a tomarlo, buscarían agarrar lo que fuese de su oponente, ya fuese parte del traje o el hombro. Y con las mismas, cargaría su pierna izquierda con fuerza en lo que la alzaba un poco, lo suficiente para lanzar una patada directa hacia su tren inferior de Roga. Ya pillase una pierna u otra, lo terminaría lamentando, eso seguro.
—¡¡¡¡GKIIIIIAAAAAAAHHH!!! —escupió con todo el resentimiento del mundo.
Indistintamente, Akane no habría tenido siquiera tiempo de alejarse lo suficiente de Etsu como para ignorar lo que sucedía a su lado. El movimiento de Roga había desbaratado un poco los planes iniciales. Así pues, desde su posición no tendría que dar mas que unos rápidos pasos para alcanzar a los otros combatientes, y girando sobre sí mismo lanzaría un tajo en diagonal ascendente, que buscaría herir las piernas del Amajin o bien la espalda baja, culo o lo que fuese. Aprovecharía por completo la situación de Roga, dispuesto entre ambos.
Un buen sandwich.
Pero su agilidad se vio eclipsada por un movimiento instantáneo por parte de su oponente. Éste desapareció ante sus ojos por un segundo, revelando un movimiento dantesco de aire hacia su posición, directo y sin dilaciones. La acometida era inminente, y a pesar de que bien hubiese podido evitar el golpe con su velocidad, imitando a su oponente, el Inuzuka optó por algo totalmente alocado.
«Gracias por enseñarme ésto, Daigo...» Pensó.
Antepuso ambas manos a la altura del pecho, con las palmas hacia afuera, en lo que hacía una presión enorme en los músculos de ambos brazos. Tanto, que se pusieron tan verdes como los del Increíble Hulk-nobi, ya saben... el shinobi de los cómics ese, el que se vuelve colérico, y se hace grande y verde. Y enfrentó el golpe de su oponente, directamente. Si ese era su mejor golpe, no había mejor manera de diezmarlo que detenerselo en su puta cara. Era algo que bien le había enseñado Datsue, de manera indirecta.
—¡¡HijoepuuuuuutaaaaAAAARRRRGGGH!! —bramó en lo que sus antebrazos y pecho recibían el golpe fulgurante de su oponente.
De no ser por la técnica de Daigo, seguramente no hubiese tenido oportunidad alguna de hacer semejante locura.
Había tenido que bajar incluso un poco más de lo acostumbrado la estabilidad de sus piernas, pues su oponente no le había buscado directamente al pecho, e incluso con ese extra de estabilidad el golpe de Roga le empujaba. Su brazo, detenido por el torso y brazos del Inuzuka, hizo que ambas piernas del Kusajin dejaran marcado un rastro en el suelo de la potencia del mismo.
Le dolía a rabiar, pero gracias a la técnica de Daigo, y de su fuerza bruta para detenerlo con todo su cuerpo, ahora tenía una oportunidad para el contraataque. Además, su oponente seguramente quedaría conmocionado viendo el golpe en el que tanto confiaba detenido con el cuerpo del rastas.
Los brazos del Inuzuka bajarían —de forma tosca y forzada—, buscando agarrar con las predispuestas manos el brazo que le había golpeado. De no poder llegar a tomarlo, buscarían agarrar lo que fuese de su oponente, ya fuese parte del traje o el hombro. Y con las mismas, cargaría su pierna izquierda con fuerza en lo que la alzaba un poco, lo suficiente para lanzar una patada directa hacia su tren inferior de Roga. Ya pillase una pierna u otra, lo terminaría lamentando, eso seguro.
—¡¡¡¡GKIIIIIAAAAAAAHHH!!! —escupió con todo el resentimiento del mundo.
Indistintamente, Akane no habría tenido siquiera tiempo de alejarse lo suficiente de Etsu como para ignorar lo que sucedía a su lado. El movimiento de Roga había desbaratado un poco los planes iniciales. Así pues, desde su posición no tendría que dar mas que unos rápidos pasos para alcanzar a los otros combatientes, y girando sobre sí mismo lanzaría un tajo en diagonal ascendente, que buscaría herir las piernas del Amajin o bien la espalda baja, culo o lo que fuese. Aprovecharía por completo la situación de Roga, dispuesto entre ambos.
Un buen sandwich.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~