8/06/2020, 13:20
Con un solo sello, Daigo sopló hacia sus pies, levantando una densa nube de polvo que les cortó el contacto visual a ambos.
Ayame ni siquiera tuvo tiempo de utilizar su ecolocalización para ubicarle, porque algo surgió de la nube de polvo, directo a ella. Unas esposas supresoras de chakra, lanzadas a modo de proyectil.
«Qué chico más raro.» Meditó, al tiempo que terminaba de sacar un shuriken de su portaobjetos y lo lanzaba para hacerlo chocar contra las esposas.
Su intención era rechazarlas y, de paso, devolvérselas a su usuario original (que había surgido de la nube de polvo justo detrás de ellas con el puño preparado y su otra mano con un sello a medio hacer) para devolverlos a ambos al suelo, donde pertenecían.
Entonces, aprovechando que la nube de polvo bloqueaba tan su propia visión como la de su contrincante y que Daigo no parecía haber salido del rango de la técnica, entrelazó las manos en dos sellos y exhaló desde sus labios un chorro de agua hacia el centro de la nube. Agua tan densa que parecía mermelada, y que se extendería por el suelo buscando atrapar y pegar los pies del Kusajin al suelo.
Ayame ni siquiera tuvo tiempo de utilizar su ecolocalización para ubicarle, porque algo surgió de la nube de polvo, directo a ella. Unas esposas supresoras de chakra, lanzadas a modo de proyectil.
«Qué chico más raro.» Meditó, al tiempo que terminaba de sacar un shuriken de su portaobjetos y lo lanzaba para hacerlo chocar contra las esposas.
Su intención era rechazarlas y, de paso, devolvérselas a su usuario original (que había surgido de la nube de polvo justo detrás de ellas con el puño preparado y su otra mano con un sello a medio hacer) para devolverlos a ambos al suelo, donde pertenecían.
Entonces, aprovechando que la nube de polvo bloqueaba tan su propia visión como la de su contrincante y que Daigo no parecía haber salido del rango de la técnica, entrelazó las manos en dos sellos y exhaló desde sus labios un chorro de agua hacia el centro de la nube. Agua tan densa que parecía mermelada, y que se extendería por el suelo buscando atrapar y pegar los pies del Kusajin al suelo.