8/06/2020, 19:40
Pero Daigo parecía haberse quedado impactado con las palabras de Ayame: Congelado en el sitio, con los ojos abiertos como platos y humedecidos por lágrimas de emoción contenida.
—La... la próxima vez me quedaré hasta asegurarme de que todo esté bien.
«No desconfío de tus intenciones, pero... tú y yo sabemos que no sería así.» Ayame ladeó la cabeza, con una sonrisa triste. Las órdenes de la Morikage ya no incluían proteger a los jinchūriki, más bien al contrario. Si se volvía a repetir aquella escena (y Ayame deseó que no fuera así), lo más probable es que cualquier Kusajin corriera para proteger su pellejo.
—Entonces... K... ¿Kota...? —insistió, con el corazón en un puño.
—La... la próxima vez me quedaré hasta asegurarme de que todo esté bien.
«No desconfío de tus intenciones, pero... tú y yo sabemos que no sería así.» Ayame ladeó la cabeza, con una sonrisa triste. Las órdenes de la Morikage ya no incluían proteger a los jinchūriki, más bien al contrario. Si se volvía a repetir aquella escena (y Ayame deseó que no fuera así), lo más probable es que cualquier Kusajin corriera para proteger su pellejo.
—Entonces... K... ¿Kota...? —insistió, con el corazón en un puño.