9/06/2020, 03:15
(Última modificación: 10/06/2020, 23:08 por Inuzuka Etsu. Editado 1 vez en total.)
Etsu consiguió avanzar hasta el grandullón, al cuál hizo caer en redondo con la patada en los genitales, no sin antes llevarse un golpetazo en la cabeza. El hombre de gran porte de encogió como un niño chico, adoptando una posición fetal casi al instante. El Inuzuka se llevó las manos a la cabeza, en lo que esgrimía un quejido de dolor. Pero no tuvo mucho tiempo para quejarse, pues casi al instante varios metales volaron indiscriminadamente haca sus piernas.
«¡¡Hostiaputajoder!!»
Un chuchillo rozó su pierna derecha, y otro se clavó en su muslo. El otro par los pudo evadir saltando rápidamente hacia un lado, por meros reflejos. Tomó el cuchillo que tenía hincado en el muslo, y lo sacó del mismo para esgrimirlo él. No lo sostuvo por mucho tiempo en las manos, rápidamente se lo lanzó al que andaba anudando sellos, en pos de desconcentrarlo como mínimo. Si tenía un poco de suerte, lo heriría en las manos, pues es a donde lanzó la navaja ensangrentada.
Avanzó un paso más hacia el flanco, y retrocedió un par, para de pronto salir en plena carrera directo hacia el mismo que había lanzado el cuchillo, hacia el que estaba liado con los sellos. Era arriesgado dejar de lado nuevamente al maleante de los cuchillos de lado, pero seguramente era aún peor idea dejar a sus anchas al tipo que se estaba tomando su tiempo elaborando... lo que fuese eso. Sin embargo, la carrera no duró demasiado, o pareció no durar demasiado. De pronto, el chico de rastas desapareció, literalmente.
Como un rayo que cae en mitad de un valle, el borracho se pondría al lado del tipo, cargando con un puñetazo de izquierda directo al rostro del hombre. Buscando no darle tiempo a reaccionar, con las mismas giraría sobre sí mismo y atacaría con su codo diestro, para rematar el giro golpeando con su codo izquierdo.
Vamos, haría como si fuese una batidora, girando sobre sí mismo.
«¡¡Hostiaputajoder!!»
Un chuchillo rozó su pierna derecha, y otro se clavó en su muslo. El otro par los pudo evadir saltando rápidamente hacia un lado, por meros reflejos. Tomó el cuchillo que tenía hincado en el muslo, y lo sacó del mismo para esgrimirlo él. No lo sostuvo por mucho tiempo en las manos, rápidamente se lo lanzó al que andaba anudando sellos, en pos de desconcentrarlo como mínimo. Si tenía un poco de suerte, lo heriría en las manos, pues es a donde lanzó la navaja ensangrentada.
Avanzó un paso más hacia el flanco, y retrocedió un par, para de pronto salir en plena carrera directo hacia el mismo que había lanzado el cuchillo, hacia el que estaba liado con los sellos. Era arriesgado dejar de lado nuevamente al maleante de los cuchillos de lado, pero seguramente era aún peor idea dejar a sus anchas al tipo que se estaba tomando su tiempo elaborando... lo que fuese eso. Sin embargo, la carrera no duró demasiado, o pareció no durar demasiado. De pronto, el chico de rastas desapareció, literalmente.
Como un rayo que cae en mitad de un valle, el borracho se pondría al lado del tipo, cargando con un puñetazo de izquierda directo al rostro del hombre. Buscando no darle tiempo a reaccionar, con las mismas giraría sobre sí mismo y atacaría con su codo diestro, para rematar el giro golpeando con su codo izquierdo.
Vamos, haría como si fuese una batidora, girando sobre sí mismo.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~