13/06/2020, 21:35
—No se sí ya lo conocerá, pero me veo obligado a recomendarle que visite Kaze no Kuni. Sobretodo ahora que está calmada la cosa antes de que vuelva a haber otro golpe de estado o guerra estúpida —Dijo con cierto tono de ironía y amargura. —Pero bueno, el Oasis de la Luna es precioso y el delta del Río del Oro es digno de admirar. Además, habiendo sido usted la mejor marionetista de la Lluvia disfrutará en Inaka con los talleres artesanales, el antiguo arte es algo que gracias a Dios aún no se a perdido por aquellas tierras.
—Una vuelta a los orígenes de mi arte, ¿eh? —sopesó, tomando nota mental de aquello—. Creo que es algo que todo artista debería hacer en algún momento, una peregrinación.
—Yo no conozco muchos lugares, aunque si la capital del Mori no Kuni, que es un lugar fantástico —agrego el peliblanco.
—Conozco los principales centros urbanos, pero en mi viaje espero y sean secundarios. Quisiera probar una nueva faceta, inspirarme en lugares misteriosos y lúgubres, para luego pasar a las tradicionales vistas idílicas.
—Ya veo… Puede que conozca un sitio que cumpla con eso —admitió Kazuma, decido a colaborarle con una opinión a la maestra—. En algún lugar del Paraje sin sol, oculto entre mares de niebla fría, agitada y cambiante existe un pueblo llamado Hanamura. Dicho pueblo no aparece en ningún mapa, y los nativos de la región le consideran un mal cuento o un sitio con el que jamás hay que relacionarse. Acercarse es peligroso, las bandadas de lobos merodeadores y las profundas zanjas ocultas dan fe de ello. Sin embargo, hay un par de señales que indican que se está cerca: una puede ser dar con los extensos campos de amapolas, y el otro es escuchar susurros en la neblina. Esto último es producto de unos espantapájaros ocultos en la bruma. Dichos espantapájaros poseen una especie de “campana de viento” cuyo sonido al agitarse es idéntico al de personas susurrando; puesto que dichos hombres de paja están con la intención de alejar a la gente, y como suelen estar ocultos a la vista resultan bastante persuasivos.
—Estas bromeando, ¿cierto? —cuestiono la maestra—. ¿Ahora me dirás que sus habitantes son creaturas de la noche?
—¿Qué? No, para nada —respondió con humor—. Su gente es relativamente normal, un poco aburrida y huraña; pero nada maligno o misterioso. Es solo que no les agradan los foráneos… Aunque durante las noches de misa y procesión el pueblo si suele volverse un poco espeluznante.
—Una vuelta a los orígenes de mi arte, ¿eh? —sopesó, tomando nota mental de aquello—. Creo que es algo que todo artista debería hacer en algún momento, una peregrinación.
—Yo no conozco muchos lugares, aunque si la capital del Mori no Kuni, que es un lugar fantástico —agrego el peliblanco.
—Conozco los principales centros urbanos, pero en mi viaje espero y sean secundarios. Quisiera probar una nueva faceta, inspirarme en lugares misteriosos y lúgubres, para luego pasar a las tradicionales vistas idílicas.
—Ya veo… Puede que conozca un sitio que cumpla con eso —admitió Kazuma, decido a colaborarle con una opinión a la maestra—. En algún lugar del Paraje sin sol, oculto entre mares de niebla fría, agitada y cambiante existe un pueblo llamado Hanamura. Dicho pueblo no aparece en ningún mapa, y los nativos de la región le consideran un mal cuento o un sitio con el que jamás hay que relacionarse. Acercarse es peligroso, las bandadas de lobos merodeadores y las profundas zanjas ocultas dan fe de ello. Sin embargo, hay un par de señales que indican que se está cerca: una puede ser dar con los extensos campos de amapolas, y el otro es escuchar susurros en la neblina. Esto último es producto de unos espantapájaros ocultos en la bruma. Dichos espantapájaros poseen una especie de “campana de viento” cuyo sonido al agitarse es idéntico al de personas susurrando; puesto que dichos hombres de paja están con la intención de alejar a la gente, y como suelen estar ocultos a la vista resultan bastante persuasivos.
—Estas bromeando, ¿cierto? —cuestiono la maestra—. ¿Ahora me dirás que sus habitantes son creaturas de la noche?
—¿Qué? No, para nada —respondió con humor—. Su gente es relativamente normal, un poco aburrida y huraña; pero nada maligno o misterioso. Es solo que no les agradan los foráneos… Aunque durante las noches de misa y procesión el pueblo si suele volverse un poco espeluznante.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)