23/06/2020, 23:49
La recámara era completamente distinta. Era amplia, con una gran mesa tamaño king size y sábanas con bordados de animales exóticos. El ropero estaba perfectamente barnizado y poseía un espejo finamente pulido. La mesa de noche estaba tallada bellamente con motivos de árboles de la naturaleza de la que fue sacada, teniendo una pequeña gaveta para guardar cosas. Parecía además haber otra mesa para lectura y una estantería con una pequeña colección de libros privados. El piso estaba totalmente alfombrado de rojo y en el techo un candelabro del más puro oro, dejando un amplio espacio para caminar. Al final estaba una puerta ya más normal, con un pomo también labrado en plata.
El muchacho entre tanto, observaba el reloj que había en uno de los corredores. «Sólo tengo quince minutos antes de que deba volver con Himura-san. Diablos, si no logro nada productivo cuando nos reunamos será una vergüenza. ¿Cómo es que mi primera misión se terminó complicando así?» Se decía frustrado a sí mismo para sus adentros. «Tampoco hay señales de que el mayordomo lograse encontrar a aquel trío de ricachones maleducados» Se dijo al no ver a nadie en el camino que tomó de camino al corredor. «Si no viene nada en lo que se cumple el plazo de tiempo, simplemente iré a mi encuentro con Himura-san» Se recostó al lado de la puerta de la habitación del difunto.
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El muchacho entre tanto, observaba el reloj que había en uno de los corredores. «Sólo tengo quince minutos antes de que deba volver con Himura-san. Diablos, si no logro nada productivo cuando nos reunamos será una vergüenza. ¿Cómo es que mi primera misión se terminó complicando así?» Se decía frustrado a sí mismo para sus adentros. «Tampoco hay señales de que el mayordomo lograse encontrar a aquel trío de ricachones maleducados» Se dijo al no ver a nadie en el camino que tomó de camino al corredor. «Si no viene nada en lo que se cumple el plazo de tiempo, simplemente iré a mi encuentro con Himura-san» Se recostó al lado de la puerta de la habitación del difunto.