5/07/2020, 18:29
—Sí. Sí... lo he pensado —respondió Daigo. Pero era más que evidente que cargaba con un saco de dudas muy pesado, y no era para menos. Que un compañero de aldea, un amigo tan cercano, hubiese cometido un acto de traición como aquel... No era un plato nada fácil de digerir—. Nunca había hablado de esto con nadie —admitió— , pero sí. Querría escuchar su parte de la historia. Querría poder entender de alguna manera qué sucedió ese día. Querría perdonarlo. Querría ayudarlo, pero si no puedo... Se tendrá que hacer justicia.
Ayame agachó la mirada, sombría.
—Lo entiendo... —asintió, no sin pesar.
Ella no conocía de casi nada a Juro. Después de todo, sólo le había visto una vez, y ni siquiera había podido hablar con él. Pero en su momento, no le había parecido un mal chico. Y, desde luego, no le había parecido un chico capaz de asesinar a su propio Morikage. Pero ella no era quien para juzgarlo. Esa carga sólo correspondía a los de Kusagakure, y su derecho de reclamar la venganza o no hacerlo era algo exclusivamente suyo.
Ayame se frotó la nuca, espirando por la nariz. Le habría gustado añadir que intentara no pensar que todos los bijū eran iguales, que se podía llegar a confiar en ello, ¿pero cómo iba a hacer algo así, después de lo que les había pasado? El resquemor contra las Bestias con Colas también era legítimamente suyo, y ella no quería hurgar más en la herida.
Ayame agachó la mirada, sombría.
—Lo entiendo... —asintió, no sin pesar.
Ella no conocía de casi nada a Juro. Después de todo, sólo le había visto una vez, y ni siquiera había podido hablar con él. Pero en su momento, no le había parecido un mal chico. Y, desde luego, no le había parecido un chico capaz de asesinar a su propio Morikage. Pero ella no era quien para juzgarlo. Esa carga sólo correspondía a los de Kusagakure, y su derecho de reclamar la venganza o no hacerlo era algo exclusivamente suyo.
Ayame se frotó la nuca, espirando por la nariz. Le habría gustado añadir que intentara no pensar que todos los bijū eran iguales, que se podía llegar a confiar en ello, ¿pero cómo iba a hacer algo así, después de lo que les había pasado? El resquemor contra las Bestias con Colas también era legítimamente suyo, y ella no quería hurgar más en la herida.