6/01/2016, 23:18
La situación era desconcertante, y los gritos en el exterior emporaban todo. Kazuma corrió por el pasillo principal a toda prisa, mientras trataba de esquivar los destrozos dejados por algún intento de asalto. Mientras se movía buscaba al anciano que lo había hospedado, pero pronto se le hizo evidente que no se encontraba en aquel lugar. Habiendo llegado a la puerta principal, tiro con fuerza para abrirla, y en aquel instante el viento cargado de ascuas le segó.
—¿Pero qué ha pasado? —se pregunto a si mismo mientras trataba de quitar las cenizas de sus ojos. Pero aun consiguiéndolo le tomo un tiempo el poder ver con normalidad.
El humo le dificultaba a un más la ya difícil tarea de orientarse. Pudo darse cuenta que el pórtico de la casa estaba en llamas. Necesitaba salir de ahí pronto. No sabía que estaba sucediendo pero tenía que ser algo realmente grave.
—Joven Kazuma —le grito una débil voz que provenía de alguna parte a su alrededor.
El Ishimura busco con la vista hasta que dio con quien le había hablado. Frente a unas cuantas cajas y debajo de unos escombros de madera medio quemada se encontraba aquel el líder del pueblo. Atrapado, herido y jadeando por el humo.
—Resista un poco… Lo sacare de ahí —prometió mientras hacia un esfuerzo para levantar aquellos trozos de madera.
—Debe buscar refugio joven Kazuma —apremio con una voz débil que apenas se escuchaba por encima de los gritos y el crepitar de las llamas—. Te mataran si te encuentran.
—¿Quiénes viejo? ¿Qué es lo que ha pasado? —Pero en su interior ya sabía la terrible respuesta.
—Fue el grupo de bandidos de Tonmei… Llegaron en medio de la noche, ocultos entre las sombras. Irrumpieron en mi casa mientras atacaban al resto del pueblo —dijo casi sollozando—. Le han prendido fuego a todo. Jamás habían subido el acantilado para atacar el pueblo y menos con tanta brutalidad… Kazuma, temo por nuestros habitantes —dijo para luego desvanecerse.
«Claro... Jamás habían llegado tan lejos, pero ahora están buscando venganza —pensó mientras revisaba el pulso del anciano antes de colocarlo en algún lugar seguro—. Pero si creen que pueden hacer lo que les plazca conmigo por aquí, están fatalmente equivocados»
Pero el problema resultaba ser posiblemente más grande de lo que pudiese manejar. En cuanto llego a terreno despejado lo vio. Como una malévola danza de fuego y sombras, el pueblo se encontraba parcialmente en llamas, con bandidos cubiertos de negro correteando de un lado a otro mientras cumplían con sus intenciones.
El de ojos grises se tomo un momento para analizar la situación, pues era bastante grave. Habría una veintena de asaltantes y los guardias del pueblo apenas si podían contener a unos cuantos. Por el momento se encontraban enfocados en sus incendiarios propósitos, pero pronto dejarían salir sus macabros instintos y con ello comenzaría las violaciones y los asesinatos.
En aquel momento el joven de piel morena pudo ver como un sujeto vestido de negro que cargaba un pequeño barril, trataba de escabullirse bajo los cimientos de la casa. Aquel hombre se encontraba distraído y no pudo ver cuando Kazuma se acerco con trozo de viga de punta ardiente hacia él. Solo pudo soltar leve grito antes de que el fuerte golpe en la mandíbula lo dejara inconsciente.
«Esto es demasiado… Necesito encontrar a Karamaru. Necesito su ayuda —pensó mientras un grupo de seis hombres bastante seguros y coordinados se acercaban a él—. Por supuesto… Han venido a buscarme —inquirió mientras que las sombras le rodeaban a la vez que las llamas danzaban alrededor—. No hay de otra, acabare con ellos, luego buscare al calvo y luego... Luego ire por mas»
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Mientras Kazuma se preparaba para el intenso combate venidero; Otro sujeto de negro portando un pequeño barril trataba de escabullirse en la clínica. Por supuesto en toda guerra y batalla, el lugar donde curan a los heridos es un punto clave. Karamaru tendría que lidiar con aquel sujeto y hacerse una idea de la situación antes que un pequeño escuadrón fuera a por él.
—¿Pero qué ha pasado? —se pregunto a si mismo mientras trataba de quitar las cenizas de sus ojos. Pero aun consiguiéndolo le tomo un tiempo el poder ver con normalidad.
El humo le dificultaba a un más la ya difícil tarea de orientarse. Pudo darse cuenta que el pórtico de la casa estaba en llamas. Necesitaba salir de ahí pronto. No sabía que estaba sucediendo pero tenía que ser algo realmente grave.
—Joven Kazuma —le grito una débil voz que provenía de alguna parte a su alrededor.
El Ishimura busco con la vista hasta que dio con quien le había hablado. Frente a unas cuantas cajas y debajo de unos escombros de madera medio quemada se encontraba aquel el líder del pueblo. Atrapado, herido y jadeando por el humo.
—Resista un poco… Lo sacare de ahí —prometió mientras hacia un esfuerzo para levantar aquellos trozos de madera.
—Debe buscar refugio joven Kazuma —apremio con una voz débil que apenas se escuchaba por encima de los gritos y el crepitar de las llamas—. Te mataran si te encuentran.
—¿Quiénes viejo? ¿Qué es lo que ha pasado? —Pero en su interior ya sabía la terrible respuesta.
—Fue el grupo de bandidos de Tonmei… Llegaron en medio de la noche, ocultos entre las sombras. Irrumpieron en mi casa mientras atacaban al resto del pueblo —dijo casi sollozando—. Le han prendido fuego a todo. Jamás habían subido el acantilado para atacar el pueblo y menos con tanta brutalidad… Kazuma, temo por nuestros habitantes —dijo para luego desvanecerse.
«Claro... Jamás habían llegado tan lejos, pero ahora están buscando venganza —pensó mientras revisaba el pulso del anciano antes de colocarlo en algún lugar seguro—. Pero si creen que pueden hacer lo que les plazca conmigo por aquí, están fatalmente equivocados»
Pero el problema resultaba ser posiblemente más grande de lo que pudiese manejar. En cuanto llego a terreno despejado lo vio. Como una malévola danza de fuego y sombras, el pueblo se encontraba parcialmente en llamas, con bandidos cubiertos de negro correteando de un lado a otro mientras cumplían con sus intenciones.
El de ojos grises se tomo un momento para analizar la situación, pues era bastante grave. Habría una veintena de asaltantes y los guardias del pueblo apenas si podían contener a unos cuantos. Por el momento se encontraban enfocados en sus incendiarios propósitos, pero pronto dejarían salir sus macabros instintos y con ello comenzaría las violaciones y los asesinatos.
En aquel momento el joven de piel morena pudo ver como un sujeto vestido de negro que cargaba un pequeño barril, trataba de escabullirse bajo los cimientos de la casa. Aquel hombre se encontraba distraído y no pudo ver cuando Kazuma se acerco con trozo de viga de punta ardiente hacia él. Solo pudo soltar leve grito antes de que el fuerte golpe en la mandíbula lo dejara inconsciente.
«Esto es demasiado… Necesito encontrar a Karamaru. Necesito su ayuda —pensó mientras un grupo de seis hombres bastante seguros y coordinados se acercaban a él—. Por supuesto… Han venido a buscarme —inquirió mientras que las sombras le rodeaban a la vez que las llamas danzaban alrededor—. No hay de otra, acabare con ellos, luego buscare al calvo y luego... Luego ire por mas»
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Mientras Kazuma se preparaba para el intenso combate venidero; Otro sujeto de negro portando un pequeño barril trataba de escabullirse en la clínica. Por supuesto en toda guerra y batalla, el lugar donde curan a los heridos es un punto clave. Karamaru tendría que lidiar con aquel sujeto y hacerse una idea de la situación antes que un pequeño escuadrón fuera a por él.