7/01/2016, 18:07
Por un instante sus palabras parecieron tener efecto en la kunoichi, pues su rostro se tenso un poco en un gesto que mostraba un poco de molestia. Parecía que su preguntan si había sido extraña o fuera de lugar, pero aun así la jovencita tuvo la cortesía de relajar su expresión y contestar su duda con cortesía.
-Claro, es la promesa que le hice a mi abuelo, y así cumplir lo que de verdad quiero. – Contestó, levantando un dedo de su mano izquierda. -¿Por qué?
Respondió con una facilidad que resulto abrumadora para el peliblanco. En la academia, siempre que le preguntaban qué clase de ninja quería ser, se abstraía en pensamientos contradictorios y poco claros. Aquello le impedía dar con una respuesta concreta tanto para él como para los demás. Pero ahí se encontraba aquella chica tan segura de lo que quería hacer.
—Me pareció que posiblemente tenías vocación para ello, pero… —guio su vista por el camino, un poco avergonzado por lo que iba a decir—. No entiendo porque elegir un camino tan difícil. Debo admitir que eres bastante agraciada, para ti seria sencillo convertirte en modelo o quizás en espía.
Era algo típico en el, tratar de comprender que impulsaba a los demás. Aun en medio de un paseo, incluso luego de la lluvia y las dificultades y hasta quizás durante el mas duro de los combates. Siempre buscaba la manera de comprender el mundo que tenia enfrente, ayudandose con la visión que los demás tenían del mismo.
—Pero un medico… Alguien que hace el bien, mantiene a la gente a salvo y que suele poner las vidas ajenas por encima de la propia —Se giro para por un instante ver los ojos de Eri—. Debo admitir que por una parte suena genial y heroico, pero por otra implica una responsabilidad aterradora.
-Claro, es la promesa que le hice a mi abuelo, y así cumplir lo que de verdad quiero. – Contestó, levantando un dedo de su mano izquierda. -¿Por qué?
Respondió con una facilidad que resulto abrumadora para el peliblanco. En la academia, siempre que le preguntaban qué clase de ninja quería ser, se abstraía en pensamientos contradictorios y poco claros. Aquello le impedía dar con una respuesta concreta tanto para él como para los demás. Pero ahí se encontraba aquella chica tan segura de lo que quería hacer.
—Me pareció que posiblemente tenías vocación para ello, pero… —guio su vista por el camino, un poco avergonzado por lo que iba a decir—. No entiendo porque elegir un camino tan difícil. Debo admitir que eres bastante agraciada, para ti seria sencillo convertirte en modelo o quizás en espía.
Era algo típico en el, tratar de comprender que impulsaba a los demás. Aun en medio de un paseo, incluso luego de la lluvia y las dificultades y hasta quizás durante el mas duro de los combates. Siempre buscaba la manera de comprender el mundo que tenia enfrente, ayudandose con la visión que los demás tenían del mismo.
—Pero un medico… Alguien que hace el bien, mantiene a la gente a salvo y que suele poner las vidas ajenas por encima de la propia —Se giro para por un instante ver los ojos de Eri—. Debo admitir que por una parte suena genial y heroico, pero por otra implica una responsabilidad aterradora.