(D) El precio de la fama

[Sasagani Yota]

—Es tarde, ya habéis armado jaleo. Lo repetiré otra vez. Os vais por vuestro propio pie u os sacare yo de aquí.

Pero Reiji se mantuvo firme. Ya habían armado jaleo y aquello fue suficiente para un Reiji que no quería ni una sola sorpresa. Pero el primero de los alborotadores se puso de rodillas y se abrazó a la pierna del uzujin.

— Por favor, por favor.... juro que no volveré a armar jaleo

—No, en trocitos no, pero una mano... O mejor, el brazo entero, veras como sales por esa puerta corriendo, a ver si llegas al hospital a tiempo o mueres desengrado por el camino.

— Que te jodan — dijo el otro que no estaba por la labor de acceder a los deseos de Reiji.

En su lugar se dio la vuelta, pero no en dirección a la puerta de salida. sino que se dirigía al gentío dispuesto a seguir disfrutando del concierto de Shizuka.