28/07/2020, 17:52
De aquella forma, sora y Ririki tomarían su camino y perderían de vista al dúo de gennins ante la bendición de Sagisö Komachi que parecía satisfecha del equipo que formaban Ranko y Yota. Precisamente los dos gennins junto a la inseparable Kumopansa, cargarían con los cuerpos de aquellas dos chicas hasta el hospital de la aldea.
No hubieron demasiadas palabras. Tanto para mí, como para Ranko fue complicado todo aquello y el cansancio empezaba a causar mella en nuestros jóvenes cuerpos. No solo por lo físico, aquella misión también había afectado a lo mental.Lo positivo fue que nos llevamos una buena dosis de aprendizaje, aunque a costa de ello, conocimos que camaradas nuestros habían perecido ante los ideales atroces de aquella demente. Afortunadamente se puso medio y nadie más iba a sufrir por los experimentos de aquella mujer.
Días más tarde se celebró el funeral de Taeko. Según me contaron, su madre también estaba desaparecido y, casualmente había tenido conexiones con Iwada Ririki, así que a saber qué había pasado con la señora Kikazura. Taeko lucía un kimono blanco mientras que mi madre y yo, allí presentes lucimos nuestros kimonos negros. Mamá sabía lo mucho que apreciaba a Taeko, lo vivido en aquella misión me marcó y ahora... Taeko estaba muerta y Yubiwa era un maldito traidor. Poco a poco, lo que me había marcado más durante mi crecimiento como shinobi se había esfumado o me había traicionado, igual es que no había escogido mis grandes amistades debidamente. Sacudí la cabeza. Con Taeko no me equivoqué, simplemente nos la arrebataron.Yubiwa y Juro... Bueno, al parecer se les fue la olla a los dos, primero al que fuera mano derecha de Kenzou-sama y más tarde el jinchuriki, poniendo fin a la existencia del padre de Kusagakure.
«Iré a por ti allí arriba cuando llegue el momento» me dije para mis adentros mirando a la lluvia que ahora salpicaba en mis ojos «ah, dale recuerdos a Kenzou-sama de mi parte. Dile también que se le echa de menos aquí abajo»
Y entonces las lágrimas se camuflaron con las gotas de lluvia.
No hubieron demasiadas palabras. Tanto para mí, como para Ranko fue complicado todo aquello y el cansancio empezaba a causar mella en nuestros jóvenes cuerpos. No solo por lo físico, aquella misión también había afectado a lo mental.Lo positivo fue que nos llevamos una buena dosis de aprendizaje, aunque a costa de ello, conocimos que camaradas nuestros habían perecido ante los ideales atroces de aquella demente. Afortunadamente se puso medio y nadie más iba a sufrir por los experimentos de aquella mujer.
Días más tarde se celebró el funeral de Taeko. Según me contaron, su madre también estaba desaparecido y, casualmente había tenido conexiones con Iwada Ririki, así que a saber qué había pasado con la señora Kikazura. Taeko lucía un kimono blanco mientras que mi madre y yo, allí presentes lucimos nuestros kimonos negros. Mamá sabía lo mucho que apreciaba a Taeko, lo vivido en aquella misión me marcó y ahora... Taeko estaba muerta y Yubiwa era un maldito traidor. Poco a poco, lo que me había marcado más durante mi crecimiento como shinobi se había esfumado o me había traicionado, igual es que no había escogido mis grandes amistades debidamente. Sacudí la cabeza. Con Taeko no me equivoqué, simplemente nos la arrebataron.Yubiwa y Juro... Bueno, al parecer se les fue la olla a los dos, primero al que fuera mano derecha de Kenzou-sama y más tarde el jinchuriki, poniendo fin a la existencia del padre de Kusagakure.
«Iré a por ti allí arriba cuando llegue el momento» me dije para mis adentros mirando a la lluvia que ahora salpicaba en mis ojos «ah, dale recuerdos a Kenzou-sama de mi parte. Dile también que se le echa de menos aquí abajo»
Y entonces las lágrimas se camuflaron con las gotas de lluvia.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa