29/07/2020, 04:38
(Última modificación: 29/07/2020, 04:39 por Himura Hana.)
Kinumi pudo ver a tiempo real el lento pero inexorable proceso mental de su querido hasta que finalmente se puso en marcha para abrir la verja. Realmente no había nadie para verles, pero no era solo por la misión, si al final conseguía hasta enseñar modales a aquel pobre genin, ambos ganarían algo.
— Gracias, Tsu-kun. — le agradeció la kunoichi mientras se adelantaba a entrar mientras el chico le sujetaba caballerosamente la verja.
Una vez dentro, la chica esperaría a que su pareja pasase también y volviese a entrelazar su brazo para empezar a andar. No tardarían en llegar al centro del jardín, donde no era difícil empezar a ver gente paseándose con vasos en la mano y algún que otro plato con comida.
— ¡Kinumi-chan! — una voz aguda sonó a espalda de la pareja, justo por donde habían venido.
Ella se giró, obligando al chico a imitarla. Ambos verían a una chica castaña de ojos anaranjados corriendo hacia su posición. Su cabello estaba recogido en dos apretados moños y vestía un vestido chino del mismo naranja de sus ojos. Kinumi le sonrió y le plantó la mano justo entre el cuello y sus pechos para detenerla antes de que se acercase demasiado.
— Controlate, Akane-chan, que no vengo sola. — advirtió Kinumi mirando de reojo a Tsu-kun
— Oh, ¿es...? — no llegó a acabar porque la Uchiha la interrumpió asintiendo.
— Tsu-kun, esta es mi amiga Sarutobi Akane. ¿Te acuerdas que siempre te hablo de una kunoichi capaz de enfrentar mi Katon? Pues esa es la buena de Akane.
— Exageras como siempre, Kinumi-chan. — la castaña infló las mejillas a modo de protesta.
— Gracias, Tsu-kun. — le agradeció la kunoichi mientras se adelantaba a entrar mientras el chico le sujetaba caballerosamente la verja.
Una vez dentro, la chica esperaría a que su pareja pasase también y volviese a entrelazar su brazo para empezar a andar. No tardarían en llegar al centro del jardín, donde no era difícil empezar a ver gente paseándose con vasos en la mano y algún que otro plato con comida.
— ¡Kinumi-chan! — una voz aguda sonó a espalda de la pareja, justo por donde habían venido.
Ella se giró, obligando al chico a imitarla. Ambos verían a una chica castaña de ojos anaranjados corriendo hacia su posición. Su cabello estaba recogido en dos apretados moños y vestía un vestido chino del mismo naranja de sus ojos. Kinumi le sonrió y le plantó la mano justo entre el cuello y sus pechos para detenerla antes de que se acercase demasiado.
— Controlate, Akane-chan, que no vengo sola. — advirtió Kinumi mirando de reojo a Tsu-kun
— Oh, ¿es...? — no llegó a acabar porque la Uchiha la interrumpió asintiendo.
— Tsu-kun, esta es mi amiga Sarutobi Akane. ¿Te acuerdas que siempre te hablo de una kunoichi capaz de enfrentar mi Katon? Pues esa es la buena de Akane.
— Exageras como siempre, Kinumi-chan. — la castaña infló las mejillas a modo de protesta.