17/08/2020, 11:41
Desde que la expedición de Kusagakure volvió de los dojos y, más concretamente de la batalla campal que se vivió allí tras la gran final mi madre estaba a la espera de una sola cosa, de que recibiera la dichosa llamada de la Morikage tal y como había dicho shiten que iba a recibir. cada día que alguien llamaba a la puerta de casa salía disparada en dirección a la puerta, esperando la susodicha llamada de Aburame Kintsugi. Aquel día, alguien llamó a la puerta durante las primeras horas de la mañana.
— ¡Es Kintsugi-sama! Quiere verte en su despacho, vamos, date prisa —[color] dijo mi madre entre emocionado y exaltada.
El gran día había llegado. La verdad es que todos habíamos pensado acerca de aquel día. Yo me incluía. Me sentía culpable, de no haber hecho lo que hice en la pelea con Etsu-kun habría podido ser de ayuda cuando todo se fue a la puta en el estadio del Valle de los Dojos, aunque entonces aquel General de Kurama habría campado a sus anchas. En fin, era hora de afrontar lo que sí había pasado.
[color=turquoise]— Intenta no enfadarla más, por favor, ¿vale?
Alcé mi mano izquierda con su reciente ausencia tras el encuentro con aquel tipo.
— Creo que debería darme las gracias por truncar los planes de ese cabrón. No te preocupes, todo irá bien
Sonreí, alcé el pulgar de la mano izquierda y salí de casa para afrontar aquel encuentro. Era uno de aquellos días en los que uno no tiene ni la más remota idea de qué diantres acabaría pasando. Probablemente del viaje más largo hasta el dojo del Morikage, pero finalmente llegué. Como era costumbre últimamente, me dirigí al mostrador de la recepción.
— Buenos días, Morikage-sama ha dicho que quería verme
— ¡Es Kintsugi-sama! Quiere verte en su despacho, vamos, date prisa —[color] dijo mi madre entre emocionado y exaltada.
El gran día había llegado. La verdad es que todos habíamos pensado acerca de aquel día. Yo me incluía. Me sentía culpable, de no haber hecho lo que hice en la pelea con Etsu-kun habría podido ser de ayuda cuando todo se fue a la puta en el estadio del Valle de los Dojos, aunque entonces aquel General de Kurama habría campado a sus anchas. En fin, era hora de afrontar lo que sí había pasado.
[color=turquoise]— Intenta no enfadarla más, por favor, ¿vale?
Alcé mi mano izquierda con su reciente ausencia tras el encuentro con aquel tipo.
— Creo que debería darme las gracias por truncar los planes de ese cabrón. No te preocupes, todo irá bien
Sonreí, alcé el pulgar de la mano izquierda y salí de casa para afrontar aquel encuentro. Era uno de aquellos días en los que uno no tiene ni la más remota idea de qué diantres acabaría pasando. Probablemente del viaje más largo hasta el dojo del Morikage, pero finalmente llegué. Como era costumbre últimamente, me dirigí al mostrador de la recepción.
— Buenos días, Morikage-sama ha dicho que quería verme
![[Imagen: K1lxG4r.png]](https://i.imgur.com/K1lxG4r.png)
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