21/08/2020, 13:17
—Te cuento mi punto de vista.
Dije tras pegar un trago al té después de brindar. Estaba claro que cada uno de los presentes había vivido aquello de una manera distinta. Así que yo le contaría mis propias vivencias. Quizás Kintsugi lo contase de otra forma. Más retorcida seguramente.
—Algo iba mal hacía el final de tu combate. Cuando el enemigo cayó del pajaro, vi un Anbu sospecho meterse hacía el interior del estadio. En mi penoso estado físico, enfrentarse a un Anbu era un suicidio, así que decidí avisar a los Kages de que pasaba algo raro. ¿Que enemigo se lanza en el centro de la acción a sabiendas de que los ninjas mas poderosos, los Kages, están justo ahí para enfrentarlos? era claramente un señuelo.
Y tenía Razón, pero nadie me escuchó. Bueno, Kintsugi si, pero no hizo nada hasta mucho despues, solo observar desde su comoda y segura posición mientras los demas peleaban. Intervino, si. Pero lo hizo tarde.
—Cuando conseguí alcanzar el palco de los Kages, Hanabi y la Arashikage habían bajado a hacer frente a los enemigos, así que me trague mi despreció y avisé a la Morikage, aunque se quedó allí impasible, observando, hasta que le lancé la Bijuudama al pajaro, ahí ya intervino.
Quizás por que le interesaba obtener la información, y si jo ayudaba, los otros Kages pasarían de hablar con ella, quizás por otros motivos, pero el caso es que tardó demasiado.
—Me salto la parte del pajaro por que ya la conoces, cuando volví a mirar al estadio, el chico azul y Akame estaban atacando al Uzukage, aunque Yui freno al chico Azul con un placaje y desvío su ataque, una fuerza invisible golpeó el brazo de Hanabi haciendo esa herida tan fea. Supuse que fue Akame, aunque no se como. ¿Podéis lanzar láseres invisibles por los ojos?
Por que era la explicación mas logica tras ver a Datsue lanzar láseres por los ojos. Otras cosas me parecían mucho menos lógicas e inverosímiles.
—Entonces decidí que tenia que sacar de allí a Hanabi o por lo menos defenderlo, así que bajé al estadio y me puse a su lado para protegerlo a un costa de mi vida. Desde luego que yo no tenia mucho que hacer contra esos monstruos, y menos en mi estado deplorable. Luego bajo Kintsugi y puso un muro de piedra con vetas doradas entre Akame y nosotros. Cuando todo pasó, Akame ya no estaba allí, no se como se marcho. Igual era un clon, como el de la barba y el grandote que apareció más tarde.
Había desaparecido sin mas. Nadie le vio marcharse, así que la lo mas logico era que si Zaide y el grandullón eran clones, Akame también. El chico azul... Bueno, quizás no podía hacer clones y por eso se presentó él mismo en el lugar.
—De repente, cuando todo se había calmado, hubo dos explosiónes a cada lado del estadio seguidas de un enorme relámpago, y entonces, de donde salía la explosión, apareció un tipo enorme. Pero enorme enorme, era dos veces yo de alto y ancho. No como Katsudon, esté era todo músculo y escamas. Si, escamas.
»El tipo se planto frente a Hanabi, parecía que quería pelear con él, aunque me puse delante del Uzukage, pero el chico Azul le tiró una técnica de agua que lo dejó plantado al suelo, Hanabi me ordenó que le diera mi golpe mas fuerte y eso hice. El dragon grandullón se desvaneció en una nube de humo, y mi espada quedó como la ves ahí...
Dije mirando lo que quedaba de Tsubame encima de la mesa.
—Luego volvió a caer del aire un clon del barbudo con hachas, y empezó a soltar un rollo de que ellos eran los salvadores del pueblo y que liberarían al pueblo del yugo de los señores feudales, pueblo al que por cierto, también se habían cargado con las explosiones, cosa que los presentes no dudamos en reprocharle. Ah, y Kintsugi aprovecho para comparar a Dragon Rojo con los bijuus, como no. Menos mal que no estaba Shukaku para escucharla, le hubiera arrancado la cabeza, y con razón, mira que compararle a él y sus hermanos con esos desgraciados de dragón rojo...
»Lo demás ya lo sabes, después de que él tipo este se marchase, apareciste con Daruu por la puerta.
Dije tras pegar un trago al té después de brindar. Estaba claro que cada uno de los presentes había vivido aquello de una manera distinta. Así que yo le contaría mis propias vivencias. Quizás Kintsugi lo contase de otra forma. Más retorcida seguramente.
—Algo iba mal hacía el final de tu combate. Cuando el enemigo cayó del pajaro, vi un Anbu sospecho meterse hacía el interior del estadio. En mi penoso estado físico, enfrentarse a un Anbu era un suicidio, así que decidí avisar a los Kages de que pasaba algo raro. ¿Que enemigo se lanza en el centro de la acción a sabiendas de que los ninjas mas poderosos, los Kages, están justo ahí para enfrentarlos? era claramente un señuelo.
Y tenía Razón, pero nadie me escuchó. Bueno, Kintsugi si, pero no hizo nada hasta mucho despues, solo observar desde su comoda y segura posición mientras los demas peleaban. Intervino, si. Pero lo hizo tarde.
—Cuando conseguí alcanzar el palco de los Kages, Hanabi y la Arashikage habían bajado a hacer frente a los enemigos, así que me trague mi despreció y avisé a la Morikage, aunque se quedó allí impasible, observando, hasta que le lancé la Bijuudama al pajaro, ahí ya intervino.
Quizás por que le interesaba obtener la información, y si jo ayudaba, los otros Kages pasarían de hablar con ella, quizás por otros motivos, pero el caso es que tardó demasiado.
—Me salto la parte del pajaro por que ya la conoces, cuando volví a mirar al estadio, el chico azul y Akame estaban atacando al Uzukage, aunque Yui freno al chico Azul con un placaje y desvío su ataque, una fuerza invisible golpeó el brazo de Hanabi haciendo esa herida tan fea. Supuse que fue Akame, aunque no se como. ¿Podéis lanzar láseres invisibles por los ojos?
Por que era la explicación mas logica tras ver a Datsue lanzar láseres por los ojos. Otras cosas me parecían mucho menos lógicas e inverosímiles.
—Entonces decidí que tenia que sacar de allí a Hanabi o por lo menos defenderlo, así que bajé al estadio y me puse a su lado para protegerlo a un costa de mi vida. Desde luego que yo no tenia mucho que hacer contra esos monstruos, y menos en mi estado deplorable. Luego bajo Kintsugi y puso un muro de piedra con vetas doradas entre Akame y nosotros. Cuando todo pasó, Akame ya no estaba allí, no se como se marcho. Igual era un clon, como el de la barba y el grandote que apareció más tarde.
Había desaparecido sin mas. Nadie le vio marcharse, así que la lo mas logico era que si Zaide y el grandullón eran clones, Akame también. El chico azul... Bueno, quizás no podía hacer clones y por eso se presentó él mismo en el lugar.
—De repente, cuando todo se había calmado, hubo dos explosiónes a cada lado del estadio seguidas de un enorme relámpago, y entonces, de donde salía la explosión, apareció un tipo enorme. Pero enorme enorme, era dos veces yo de alto y ancho. No como Katsudon, esté era todo músculo y escamas. Si, escamas.
»El tipo se planto frente a Hanabi, parecía que quería pelear con él, aunque me puse delante del Uzukage, pero el chico Azul le tiró una técnica de agua que lo dejó plantado al suelo, Hanabi me ordenó que le diera mi golpe mas fuerte y eso hice. El dragon grandullón se desvaneció en una nube de humo, y mi espada quedó como la ves ahí...
Dije mirando lo que quedaba de Tsubame encima de la mesa.
—Luego volvió a caer del aire un clon del barbudo con hachas, y empezó a soltar un rollo de que ellos eran los salvadores del pueblo y que liberarían al pueblo del yugo de los señores feudales, pueblo al que por cierto, también se habían cargado con las explosiones, cosa que los presentes no dudamos en reprocharle. Ah, y Kintsugi aprovecho para comparar a Dragon Rojo con los bijuus, como no. Menos mal que no estaba Shukaku para escucharla, le hubiera arrancado la cabeza, y con razón, mira que compararle a él y sus hermanos con esos desgraciados de dragón rojo...
»Lo demás ya lo sabes, después de que él tipo este se marchase, apareciste con Daruu por la puerta.