21/08/2020, 16:27
No, nadie se lo había esperado. Él de los que menos. Y ahí había estado su error. ¡Se suponía que eran ninjas, joder! ¡Debían estar preparados para lo inimaginable! ¡Siempre, a todas horas! ¿Cómo coño cuatro o cinco criminales les habían puesto en jaque? ¿Cómo narices lo habían permitido?
Primero, Yubiwa se había colado como había querido en Uzu y le había engañado como a un niño de tres años al que se le dice que si no se termina la sopa namahage le visitará a la noche. Luego, un General había arrasado con el edificio Uzukage y reducido a escombros a todo aquel que pilló por delante. El General había pagado el precio, sí. El año pasado su vida encontró su punto y final. Pero no era suficiente. El resto de Generales seguían campando a sus anchas. Kurama seguía campando a sus anchas. Y Dragón Rojo, por más que Kaido volviese a estar de su parte, había hecho lo que le había salido de las narices.
Se levantó, y Datsuse saltó a tiempo para aterrizar de pie sobre el suelo. El perro le lanzó una mirada indignada.
—Hasta ahora hemos estado a la defensiva, Reiji. Pero ya basta, basta —no levantó la voz, pero su tono se volvió cortante como una hoja de Sasaki Reiji—. Es hora de empezar a segar cabezas y de colgar cadáveres de los árboles más altos de Ōnindo. Es hora de que sufran las consecuencias. Es hora de que paguen el precio.
Primero, Yubiwa se había colado como había querido en Uzu y le había engañado como a un niño de tres años al que se le dice que si no se termina la sopa namahage le visitará a la noche. Luego, un General había arrasado con el edificio Uzukage y reducido a escombros a todo aquel que pilló por delante. El General había pagado el precio, sí. El año pasado su vida encontró su punto y final. Pero no era suficiente. El resto de Generales seguían campando a sus anchas. Kurama seguía campando a sus anchas. Y Dragón Rojo, por más que Kaido volviese a estar de su parte, había hecho lo que le había salido de las narices.
Se levantó, y Datsuse saltó a tiempo para aterrizar de pie sobre el suelo. El perro le lanzó una mirada indignada.
—Hasta ahora hemos estado a la defensiva, Reiji. Pero ya basta, basta —no levantó la voz, pero su tono se volvió cortante como una hoja de Sasaki Reiji—. Es hora de empezar a segar cabezas y de colgar cadáveres de los árboles más altos de Ōnindo. Es hora de que sufran las consecuencias. Es hora de que paguen el precio.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado