24/08/2020, 15:46
Yota afirmó que su araña se encontraba de vacaciones, y la Morikage no pudo evitar alzar una ceja con escepticismo. ¿De vacaciones? ¿Existía siquiera ese concepto para los animales shinobi? Decidió no darle demasiadas vueltas al asunto; después de todo, Kumopansa no entraba dentro de los temas importantes de aquel día.
—Sí, la misión de la estación... —repitió Kintsugi en voz baja, reordenando y amontonando los papeles que había estado estudiando. Volvió a alzar la mirada hacia Yota, seria, sombría—. Cuéntamelo todo Yota, ¿es cierto? ¿Es cierto que te atacó uno de los siervos de esos monstruos? ¿Que perdiste un dedo luchando contra él?
En realidad, ella ya conocía todos los detalles. Todo estaba debidamente documentado en el reporte que había estado leyendo, una y otra vez, hasta la llegada de Yota. Pero prefería escucharlo de sus labios. Necesitaba escucharlo de sus labios.
—Sí, la misión de la estación... —repitió Kintsugi en voz baja, reordenando y amontonando los papeles que había estado estudiando. Volvió a alzar la mirada hacia Yota, seria, sombría—. Cuéntamelo todo Yota, ¿es cierto? ¿Es cierto que te atacó uno de los siervos de esos monstruos? ¿Que perdiste un dedo luchando contra él?
En realidad, ella ya conocía todos los detalles. Todo estaba debidamente documentado en el reporte que había estado leyendo, una y otra vez, hasta la llegada de Yota. Pero prefería escucharlo de sus labios. Necesitaba escucharlo de sus labios.