29/08/2020, 20:18
—Lo hecho, hecho está. Pero debes ser consciente de las consecuencias de tus actos, Yota. Mancillaste la imagen de Sandaime-dono, que Izanami lo tenga en su gloria, frente a todo Ōnindo, Yota. Frente a todo el mundo, incluido el resto de Kage y los Señores Feudales.
Las palabras de la Morikage caían como una losa sobre mi cabeza. Cada sílaba, cada palabra, cada frase... no podía rebatirlas. Pero no porque no quisiese, sino porque no podía. Tenía la maldita razón, me equivoqué y actúe de la peor forma posible, ignorando que estábamos bajo la atenta mirada del mundo, de Ōnindo. Seguía con la mirada en el suelo, perdida en las patas del escritorio que tenía enfrente, incapaz siquiera de intentar mirar al rostro de Kintsugi.
»Continúa.
— Y-yo... está bien, veamos... — por un momento quise aclarar que algo sobre la plea y el henge, pero no pude. — El asistente de Kon-dono me acompañó hasta el hangar de los convoyes, me dejó algunos utensilios para llevar a cabo la limpieza y me dejó solo en aquel lugar
Brevemente recordé la chulería de aquel tipo, pero aquel era un detalles insignificante que no le importaría a la Morikage. Además, no afectaba a lo que vino después.
— Entonces escuché un sonido raro. Fue un sonido seco y metálico. Mire, si le soy sincero, necesitaba descubrir que todo iba bien y que simplemente se había caído algo y todo estaba bien, ¿quién iba a imaginarse que un puto general de esos andaba por ahí? Así que fui a comprobar qué pasaba
Las palabras de la Morikage caían como una losa sobre mi cabeza. Cada sílaba, cada palabra, cada frase... no podía rebatirlas. Pero no porque no quisiese, sino porque no podía. Tenía la maldita razón, me equivoqué y actúe de la peor forma posible, ignorando que estábamos bajo la atenta mirada del mundo, de Ōnindo. Seguía con la mirada en el suelo, perdida en las patas del escritorio que tenía enfrente, incapaz siquiera de intentar mirar al rostro de Kintsugi.
»Continúa.
— Y-yo... está bien, veamos... — por un momento quise aclarar que algo sobre la plea y el henge, pero no pude. — El asistente de Kon-dono me acompañó hasta el hangar de los convoyes, me dejó algunos utensilios para llevar a cabo la limpieza y me dejó solo en aquel lugar
Brevemente recordé la chulería de aquel tipo, pero aquel era un detalles insignificante que no le importaría a la Morikage. Además, no afectaba a lo que vino después.
— Entonces escuché un sonido raro. Fue un sonido seco y metálico. Mire, si le soy sincero, necesitaba descubrir que todo iba bien y que simplemente se había caído algo y todo estaba bien, ¿quién iba a imaginarse que un puto general de esos andaba por ahí? Así que fui a comprobar qué pasaba
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa